martes, 30 de septiembre de 2008

Aquí debería estar tu nombre

XV
Sólo los insomnes copulan con la noche. Con
su sexo embravecido tañen nubes y fantasmas.
Resucitan la lujuria de los astros con el néctar
de su lengua, gimen soledades: soledumbre.
En la arena de sus ojos cada uno lee el infierno,
la ceniza, la matriz. Incurable la tristeza. Vio-
lento desrecuerdo. Sólo así eyaculan la noctur-
nidad: blancas lágrimas de polvo, de penoso
verbo, lágrimas de lirio, delirio.

Son las noches insomnes y sus plegarias las que acompañan mi camino. Tu recuerdo. Recibe estos versos que nos siendo míos, son tan nuestros como el silencio. Las voces, Sí, nombrarte es sucumbir ante el desvelo. Murmurar (te) es una caricia que se desvanece como humo en la piel.

Mis ojos: pájaros sonámbulos bajo una lluvia triste.
Las voces. Las voces.
a Daniela Camacho
1
El viento despierta la memoria
y deja que el sueño
penetre la piel delgada de la noche
2
El viento recoge pétalos de flores
Le pone alas como pájaros
para volar tatuando la piel de la oscuridad
3
Corto la luz
y el sol deja sangrar sus rayos
para bañar de rojo a la tierra
que penetra el silencio de la muerte
4
El sueño
es montón de bóvedas
donde nace la invocación de la muerte
Gritos de silencios
que sepultan sombras de caracolas
en la memoria del viejo Tecolote
5
No dejaré mis manos pulsar el botón de la camisa
para que la muerte no se introduzca en mi alma
y despierte el sueño
que habita dentro de este sueño
Poemas
Domingo Alejandro Luciano
XIX

Mis ojos: pájaros sonámbulos bajo una lluvia
triste. Vagantes. Redidos náufratos de luz y
nocturnales utopías. Buscan el reflejo de algún
sueño a tientas, el iris más violeta cada vez,
las pupilas dilatadas. Mis ojos --cadáveres des-
nudos-- ahogan su orfandad en tu midada
.

Daniela Camacho
Plegarias para insomnes
Dr. José Emilio Rolando Ordóñez Cifuentes
Visita a El Oro, estado de México
junio 5, 2008
ca binnigola ca napaca'guendabianni'
ni rudii ca dxi xquendanabanica'laaca
los viejos tienen el don de la luz
que sólo el tiempo otorga
Irma Pineda


No sé cuándo comenzó la historia, si fue en Antigua Guatemala o en Totonicapan o en Quetzaltenango. Intuyo que fue aquella tarde que caminamos alrededor del edificio muncipal de San Felipe de Progreso. El doctor Ordóñez me dijo: "señorita, sus zapatos tienen mucho polvo, vamos a quitárselo. Vamos a bolear esos zapatos". Sus palabras me remitieron a mi infancia. Y sentada mientras lustraban mi calzado, volví a sentir la presencia de mi padre. Desde entonces suelo mirarlo diferente: es el doctor Ordóñez y es también el espíritu de mi papá. Del padre amoroso y tierno que solía caminar con la niña que fui/una niña que nunca se percató de la oscuridad de sus ojos porque en ellos siempre había luz. Una luz silenciosa.
Visita Guiada al Centro Cultural Universitario
mirador de la Sala Nezahualcóyotl
"No hay nada más importante que el poder compartir todo lo que la UNAM posee. Agradezco enormemente la oportunidad que se ha ofrecido para hacerlo realidad y llevarlo conmigo en una visita fabulosa".
Gustavo Rodríguez
UNAH, Tegucigalpa, Honduras, CA
mayo 14, 2008

domingo, 21 de septiembre de 2008

amstedam 62
cuando llegué a vivir aquí/acá no imaginé la reconfiguración de mis espacios. Una habitación propia. Aislada (ha sido como estar y no estar dentro de esta casa) La no pertenencia. El silencio. Ese. Tan necesario. A veces atormentador. Las noches de insonmio. Los libros apilados. Las líneas verticales. La puerta de madera que en esta época suele no cerrar. La Lluvia. La humedad. La horajasca. El tiempo. Su lentitud. Los caracoles. Quizá lo que más me gusta son las ventanas. No hay telón. La sin cesura. Una bandera de colores. Un arcoiris que cubre mi ordenador. Los árboles. Su frondosidad. El canto de los pájaros.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Cuando te amo, pienso siempre en la nieve,
una nieve blanca como el esperma.
Pienso siempre en la nieve cuando te poseo,
en la nieve blanca que cae entre los álamos.

En mi niñez siempre deseé
ver la nieve caer, y atravesar la blanca
oscuridad de la nieve que entre el día y la noche
devuelve al mundo negro un blanco seminal.

Yo siempre deseé que el mundo fuese la albura
de la nieve, como blancura virginal
de la blanca sábana inmunde a cualquier mácula

Y la nieve cae en mí y cae en la desolada
noche oscura del alma, la nieve del silencio,
la inmaculada y frígida albura de la nada.

Soneto
Ledo Ivo

lunes, 8 de septiembre de 2008

aquí debería estar tu nombre
*
XV
Sólo los insomnes copulan con la noche.
Con su sexo embravecido tañen nubes y fantasmas.
Resucitan la lujuria de los astros con el néctar
de su lengua, gimen soledades: soledumbre.
En la arena de sus ojos cada uno lee el infierno,
la ceniza, la matriz. Incurable la tristeza. Vio-
lento desrecuerdo. Sólo así eyaculan la noctur-
nidad: blancas lágrimas de polvo, de penoso
verbo, lágrimas de lirio, delirio.

Plegarias del insomne
Daniela Camacho
*
(nombrarte es sucumbir ante el desvelo)

martes, 2 de septiembre de 2008

Ana, Mali, Tete, La Griega, Yo, La Enanita
en el cumple de nuestra querida Lizy
Rancho Los Álamos
Apizaco, Tlax.
12 de julio, 08
La mejor manera de deshacerse de una tentación es ceder a ella.
Oscar Wilde

lunes, 1 de septiembre de 2008

Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores... Uno es una suma mermada por infinitas restas.

Todo mundo sabe de su autoría, el encuentro: Jalapa.
Las Citas (in situ)
La Gran Narradora dice:
El tiempo no es una línea sino una dimensión, como las dimensiones del espacio. Si puedes doblar el espacio, también puedes doblar el tiempo.
El Poeta mira a lo lejos, su voz:
Nos sentamos por la tarde, observamos la oscuridad que lentamente se desdobla: ningún reloj cuenta esto.
September
We sit late, watching the dark slowly unfold:
No clock counts this.When kisses are repeated and the arms hold
There is no telling where time is.

It is midsummer: the leaves hang big and still:
Behind the eye a star,
Under the silk of the wrist a sea, tell
Time is nowhere.

We stand; leaves have not timed the summer.
No clock now needs
Tell we have only what we remember:
Minutes uproaring with our heads

Like an unfortunate King's and his Queen's
When the senseless mob rules;
And quietly the trees casting their crowns
Into the pools.

Ted Hughes

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Vivo en Amsterdam 62. Bis.