miércoles, 28 de enero de 2009

Newmarket, On noviembre 11, 2003

Susie,
Tu carta es hermosísima porque me acerca a tu mundo espiritual, a tu mundo emocional y porque también me confronta con nuestra relación. Nuestro encuentro en México fue uno intenso, lleno de incertidumbre por un lado, y de certeza por el otro. La incertidumbre del futuro, del destino. La distancia física entre nosotras cuestiona nuestra relación constantemente. La certeza de que nos queremos es definitiva. Eso lo sabemos. Y pienso que es lo más cuenta, Susie. Sé que para ti todo esto es muy difícil. Emocionalmente funcionamos de maneras diferentes.
Me dolió verte tan aturdidad, tan frágil por tu enfermedad y por tus nervios. ¿Por qué tanta angustia, por que tanta ansiedad? Me gustaría reconfortarte, llevarte a algún lugar en donde encuentres paz, tranquilidad. Y ese lugar se encuentra en ti. Ay Susie! Ya no te atormentes, ya no pienses tanto.
Mis lágrimas resbalan, atraviesan mi rostro, se deslizan sobre el cuello para sumergirse en la marea picada que golpea mi corazón. Me gustaría que escribieras algo más alegre. Susie, sé que pronto vas a superar este estado emocional.
Te agradezco mucho que hayas reanudado nuestra correspondencia. Sabía que era cuestión de tiempo. Optaste por el silencio y lo respeto. Ahora que has decidido reanudarla, no tienes idea el gusto que me da.
Leonardo está muy bien. Las fiestas de halloween nos mantuvieron ocupados. El disfraz, los dulces, la escuela, la decoración en la casa. Nos divertimos mucho. En cuanto llegamos mi jefa nos invitó a cenar a su casa por el día de acción de gracias. Fue una cena deliciosa de pavo y y pay de calabaza. Ella y su esposo están locos por Leo. Lo quieren mucho y le hacen cualquier cantidad de fiestas. A Leo y a mí nos gusta pasar los fines de semana en casa de ellos.
Aquí ya empieza a nevar. Nevó el sábado un centímetro y luego dehielo. El frío ya empieza a sentirse y llueve, llueve mucho. Parece ser que este invierno no será duro. Leo quiere que ya nieve, pues piensa que Santa llegara antes si todo se encuentra lleno de nieve.
Mis días transcurren llenos de actividades y de satisfacciones. Sin embargo, mi salud se encuentra un poco frágil. Hoy no fui a trabajar por la fiebre tan alta que tengo. Creo que necesito descansar un poco. Y relajarme, pues ando con mucho estrés.
Me comuniqué con mi mamá ya terminó su terapia de quimio, pero ahora le van a hacer otra serie de estudios para asegurarse de que efectivamente el cáncer ha sido erradicado. Eso me tiene contenta, pues significa que tengo mamá para rato, para mucho rato.
Siento mucho la enfermedad de tus padres. Yo sé precisamente lo que se sufre al tener a un padre o madre enfermo/a. Y además se te junto con el registro de la tesis. ¡Qué lástima! Y sí, Susie, yo tampoco lo hubiera tomado con calma. No me sorprende que tú misma te hayas enfermado. Espero que la salud de tus padres se restablezca y la tuya también.
Susie, te quiero agradecer los libros que me obsequiaste. El de las escritoras chicanas lo he disfrutado mucho. Incluso se lo presté a mi jefa para que leyera la versión en inglés. Fíjate que estuvimos discutiendo sobre cuestiones sexuales y de género. Sobre el rol particular que nos somete la sociedad por ser mujeres. El tratar de romper este rol tiene un precio y eso lo sé bien. Ser madre soltera. Como si uno tuviera que justificar lo que uno es.
El otro libro que también he disfrutado mucho es el de las JL. He aprendido mucho de la sabiduría de estos pueblos indígenas. Enhorabuena Susie, pues admiro tu dedicación y entrega para la causa.
El sábado nevó y fue el día que estaba deprimida. La depresión tiene que ver con mi periodo. Sé que en esos días emocionalmente soy un verdadero caos. Lloré y lloré. Extrañé mi pasado intensamente. Los recuerdos, los momentos, las personas, los olores, los colores, las mariposas azules de otro cielo en otro tiempo, me lastimaron. William me preguntó por este estado. Le pedí que me dejara sola; necesitaba pensar y sentir todo esto. Creo que eso me da perspectiva sobre mi propia vida y sobre mi misma. Me dejó estar y me preguntó si mi estado anímico se debía a esos días del mes. Creo que Will está empezando a conocerme. Le platiqué lo que pensaba. Necesitaba un abrazo tuyo, Susie. Necesitaba verte y caminar juntas por el espacio escultórico. Sentarnos y conversar. Hasta extrañé el capuccino de la cafetería de difusión. Extrañé los olores de la facultad, del espacio escultórico, de la cafetería. El olor que más extrañé con dolor fue el de tu cabello. Me haces falta.
También extrañé otros momentos de mi vida. Recuerdos de el güero y nuestra convivencia por cuatro años, es algo que definitivamente ha dejado huella en mi vida. El sábado también me hizo falta él. Ay Susie, de verdad me gustaron tanto las líneas que me enviaste: un tiempo-no-medido, un mundo-otro. Algo en sí mismo. La impenetrabilidad, la reticencia, su si-mismo. Aquello que regresa en el momento exacto para colocarse sobre el mundo como un velo (crg).
Le conté mis recuerdos a Will. Me parece que no apreció mucho el hecho de que extrañe a otras personas, como quizá tú misma no aprecies el hecho de que extrañe al güero. Sí, Susie, ya puedo ver esa mueca burlona y hostil de niña celosa cuando menciono a otras personas. Sin embargo, se que te da gusto saber cuanto y como te extraño. La vida se me hizo menos dura, menos pesada gracias a tu apoyo, a tu presencia. Y sabes que, no creo que los personajes de nuestro pasado tengan derechos de exclusividad. Es decir, a veces regresan sin evocarlos y a veces no regresan aunque uno los evoque.
En cuanto a ti, me da un gusto enorme que hayas regresado cuando te evoqué, pues te pensé mucho en ti durante los últimos días de mi estancia en México y durante todo el tiempo acá. Me da gusto que reanudemos este vínculo, pues al hacerlo te conviertes nuevamente en una persona que vive en mi presente. Cuando tu silencio, tuve mucho miedo de que pasaras a ser un personaje de mi pasado. ¡Gracias por romper ese silencio! Tanto a ti como a mí nos hace bien sentarnos a escribir y dialogar entre nosotras. Creo que este ejercicio nos brinda claridad. Arroja mucha luz hacia nuestro propio mundo interior y nos ayuda a ver el mundo de la otra.
Te mando un abrazo muy fuerte,
L

*Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.

quom deum
La nostalgia me acompaña por las calles de Toronto. Esta distancia física es dolorosa, pero recuerda que te abrazo todas las noches. Ayer soñé contigo: caminábamos juntas por el espacio escultórico y después de cruzar un paraje sombreado, salíamos a los rascacielos del centro de Toronto, a Bathurst Street.
Nada tenía yo, no pedía nada
nada en amor puede pedirse
y, así, me diste todo

rubén bonifaz nuño
¿Cómo hablarle de amor si ella era eso?
daniel sada
Onírico
Un pequeño pájaro azul aletea
en el aire se mueve un desolado olor
de tiempo ausente

lunes, 26 de enero de 2009

diciembre 27, 2003
Queridísima L,
He deseado tanto escribirte de mi puño y letra estas líneas; escribir sobre el papel es otra cosa. Es sentir cómo surgen una a una las palabras, es recrear grafías propias, es la letra de uno. Aquellas que surgieron en la infacia y que con el tiempo van amoldándose, creo que es también lo más personal que poseemos. Nuestras grafías. Nuestros signos.
Cuando recibí una de tus cartas acompañada de la fotografía donde aparecen Leo y tú, me emocionó mucho leer la inscripción de su nombre al reverso. Gracias, Luz. Es tu hijo. Tu creación. Y me conmueve verte en esta etapa de tu vida como madre.
Recuerdo los días de clase en la facultad, donde acudías ya con tu embarazo; las ocasiones en que fuimos al cine, a alguna presentación, a la Guadalupana; al concierto de Silvio Rodríguez, pero el recuerdo más vivo que tengo es la visita a las Serpientes muy cerca del Espacio Escultórico. Allí, tú dijiste que deseabas acostarte como yo, bocabajo. Luego, aquella presentación que tuve en la Escuela Nacional de Música, me sorprendió muchísimo tu presencia. Ay, amiga ¡cómo no voy a quererte! Hemos estado tan cerca y pretender negarlo sería como negarme a mí misma.
Debo confesarte que el primer día que acudí a tu departamento, deseaba tanto conocer a Leo. Tenía en la mente su imagen de recién nacido junto a ti. Justo cuando acudímos Percival y yo al hospital, lo recuerdas. Mirarte me llenó de alegría, como hoy me alegra reconocerte. Sé que el tránsito de estos años han sido (¿?) Es algo que sólo tú puedes calificar. Y aunque al principio de nuestra amistad, me limitaba a escucharte, realmente estaba muy lejos de saber que tú ocuparías este lugar que tienes en mi corazón. Sí, apartir de aquella visita cuando Leo y tú me abrieron la puerta. Abrieron para mí un umbral de revelaciones.
La tarde del sábado fui a Cuernavaca. A tu casa a visitar a tu mamá, le llevé una nochebuena y la Sandunga, de Lila Downs. Cuando llegué alguien también entraba, así que arribé sin saber si ella se encontraba. Toqué el timbre y se asomó por la ventana de su habitación. Me invitó a pasar; reconocí el orden y un olor fresco, placentero. Me senté en un sillón de la sala y conversamos durante un largo lapso hasta que tu tía Bertha llegó. Tu mamá me comentó de la mejoría en su salud, se ve mucho más animada. Me habló también del divorcio de tu hermano y, naturalmente te mencionó. Te preguntaras por qué fui a visitarla. Y sé que también tienes la respuesta. Te aprecio. Y la figura materna es un motor que me mueve, es tu mamá y de alguna manera es también estar cerca de ti. Aunque desearía expresarte que no fue mi intención saber más de lo que ya sé que te acontece por allá; de cualquier manera, escucharla me ayudó a percibirte verdaderamente lejana y con expectativas que sólo tienen que ver con tus decisiones. Ya he aceptado que tu partida me devolvió el sentido de la amistad. De tu amistad. Aquella que con tu presencia constante en la facultad no veía y que ahora que estás lejos desearía tener. ¡Qué contradicción! pero uno no planifica las emociones. Los sentires. Uno siente y nombra. Uno experimenta. Vive. El amor, decías, es de dioses. Yo agregaría es un regalo de los dioses.
Estar contigo me iluminó a plenitud. Me otorgó la certeza de mi elección. Amar a una mujer igual que yo. Eres una mujer única. Estar contigo fue un regalo de los dioses.
Sé que mis acciones y omisiones han podido lastimarte en más de una ocasión. Perdóname. Soy un ser frágil y cursi, lo reconozco. En la fragilidad y el sentimentalismo uno va aprendiendo a observar el matiz, el propio y el ajeno. (...) Reciban Leo y tú un abrazo fraterno.
Susana
*Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.
Newmarket, On, marzo 3, 2003

Querida Susie,
Ha sido un largo silencio el cual finalmente ha llegado a buen término con este tremendo saturnazo; mismo que me sacudió de tal manera terminé aterrizando en Canadá. La distancia entre México y Canadá ha puesto también una distancia y una nueva perspectiva entre mi pasado y mi presente, entre quien fui y quien soy. Estos nueve meses en esta basta tierra nórdica, en donde a pesar de ser primavera no deja de nevar, ma han servido para recapitular, repasar y comprender los días transcurridos en mi amada tierra mexicana. A ti, Susie, te agradezco tus múltiples enseñanzas, tu cariño, tu entrega, tu amor. Déjame decirte, amiga mía, y lo sabes, que eres bien correspondida. La convivencia juntas a través de tantos años, ha dejado una hermosa huella en mi vida, de la cual ya siempre serás parte. A distancia te siento cerca, amiga mía, pues te llevo en mi corazón.
Llegó tu carta a Seneca College junto a tu texto Náufragos frente al destino y espero que eso haya sido todo, pues tu carta llegó abierta. De ahora en adelante si deseas escribirme hazlo a la dirección que aparece en el remitente, pues es la dirección de mi departamento.
Lamento mucho este silencio. Ni una carta, ni una foto, nada. Este silencio no es falta de cariño u olvido. Tampoco le he escrito a mi madre, ni a Jesús, bueno vamos, a nadie. Ha sido un silencio absoluto. Cansada estoy de oír mis historias pasadas. Necesitaba silencio, silencio. Mi trabajo en los últimos meses ha sido una misión con mi hijo. En una carta posterior escribiré sobre esto.
Tu carta no me ha ofendido, por el contrario Náufragos frente al destino es un texto que me ha sacudido con profundas revelaciones. Un texto escrito así, por una mujer inteligente, con un dominio de la palabra y con un sentido de expresión implacable del contexto, nunca ofende, sino que estimula mi pensar. Desde que recibí tu texto no he podido dejar de pensar en nuestro vínculo tan íntimo, tan hermoso, tan lleno de mariposas y cielo azul, de respeto y amor, de fraternidad y entrega. Amiga, ¿cómo me puede ofender el hecho de que me conozcas y me reconozcas?
Susie, a diferencia de tu perspectiva, nunca has sido partícipe del caos en mi vida. En este departamento no necesito ayuda. Tú siempre has sido partícipe de los más íntimo y más hermoso de mi vida. Eres una persona extraordinaria, a la cual no dejo de apreciar, respetar y admirar. Soy muy afortunada porque somos amigas. Y eso no lo cambia ni la distancia ni nada. Te quiero mucho. Tú sabes cómo.
LMJ
*Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.

Tita
Una mañana de domingo se antoja para quedarse envuelta en las cobijas de algodón. Abrazar la almohada. Dormir. Soñar. Despertar con la suave caricia de Tita. Sus dedos tratando de poner orden a mis cabellos revueltos. Sus dedos deslizándose sobre mi rostro. Sus dedos hormigueando por mi cuerpo hasta lograr el abrir de mis ojos. Le digo que no quiero levantarme. Agrego que estoy convaleciente de un resfriado. Ella entonces sonríe. Quédate en la cama. Descansa. Y me da más besos. Me vuelve a cobijar. Pregunta por lo que voy almorzar. Nada. No quiero comer. Quiero dormir. Dice que debo alimentarme bien. Y seguir un tratamiento médico. Apaga la luz. Una mañana de domingo se antoja para quedarse con ella, mi tita.
Me dio gusto verla. No tengo idea del tiempo que dejé de mirarla, pero cuando estoy con ella es como si todo ese lapso hubiera transcurrido en otro espacio. Mi tita me trata como si fuera su hija. La hija que no tuvo porque no se casó. Como si fuera su hija porque ella me cuidó cuando mamá no podía hacerlo. Los domingos siempre eran especiales. Ir a misa era todo un ritual. El ayuno. La comunión. La Sagrada Familia. La colonia Roma. Mis arraigos. Mis afectos están ligados al pequeño universo infantil del que ella, sin duda, fue artífice. Una mujer justa. Piadosa.
Tita vivió una larga temporada en nuestro hogar justamente cuando yo empeza la adolescencia. Y recuerdo bien, que los primeros cigarrillos, los fumaba en su habitación a escondidas de todos, inclusive de ella. Nunca me descubrió con papá ni siquiera cuando me cachó a la media noche escuchando a Scorpions a todo volumen en su estereo. Su rostro no delataba enojo ni sorpresa. Quizá un poco de resignación. Esperaba a que terminara la rola y apagara mi cigarro. Jamás hubo un regaño mucho menos un castigo. En cambio, cada fin de año había un gran regalo para mí. Un diccionario. Un libro.
Tita lloró mucho cuando papá murió. Era su hermano mayor. Tita regresó esta mañana de domingo a casa. Tita tiene un pedazo de mí.

viernes, 23 de enero de 2009

Mon Petit
Salímos de la oficina, caminamos juntos hasta el elegir el ángulo perfecto para mirar y no ser vistos. Somos voyeristas. Lo sé. La conversación inició con el recuento de los días inciertos, es decir, la larga agonía de un padre moribundo. El accidente vehicular producto de la alta velicidad y el descuido, quizá también del alcohol. Lo sé. El nuevo affair: una joven que ha dejado de ser su alumna para convertirse en su amante. Yo, en cambio, casi nada que comentar; sólo que lo había extrañado en navidad. Mi navidad larga y tortuosa recordando a papá. Leyendo todo el tiempo para evitar el dolor. Él dice que estoy en un periodo espíritual. De reconciliación. Lo sé. Las visitas a casa de mi madre son eso. Me reconcilian. Me acercan a todo lo que ha estado ahí. Y no he querido ver. Mi familia. Luego entonces, le comento que el día anterior casi muero, le relató la escena de mi muerte. El ríe. Y me pregunta si la casera sabe de mis malestares, de mi vértigo, de mi ansiedad. Mi respuesta es negativa. Mis males son míos. Soy yo quien debe enfrentarlos. El vuelve a reír. Tienes mi teléfono. Llámame cuando me necesites. Es raro, pero nunca me ha pasado por la mente, pedir auxilio. Desde que papá murió, tengo la convicción de sentirme libre de deudas. De estar en paz. De hacer un buen tránsito. Es raro. Lo sé. Es sólo que ahora mis mareos constantes. Los zumbidos. La falta de equilibrio me ha sorprendido. Me resisto a creerlo. Me resisto todavía a ir al médico. Él me entiende. Luego, me habla de su dispersión. De la falta de concentración en todo lo que hace: las clases, el teatro, la familia, el sexo. Su sin-deseo. Lo sé. Es normal. Esa falta de centro. Somos adultos. Lo sé. Y desearíamos ser niños. Mon petit dijo. Desearía que alguien me abrazara y me dijera "mon petit". Mi ternura es total. Absoluta. Sin embargo, no lo abrazo. Lo miro observándose a sí mismo agobiado. Cansado. El silencio, primero. El frío, después. La puta vida.
La puta vida. El reconocimiento. Su padre le ha confesado de la obscuridad de sus ojos. La ceguera. Le ha pedido vender su casa. La casa familiar. Y yo le sugiero que no lo haga. Su padre se parece al mío. La ceguera. Mi padre reconocía cada rincón de nuestra casa. Podía saber donde me escondía cuando alguna travesura me impedía mirarlo. Él aparecía siempre como un gigante. Yo era una niña torpe y grosera. No vendas tu casa. Ahí está todo. El reconocimiento. Lo que somos. La puta vida.
La gente va y viene a nuestro alrededor. Nos interrumpe. Él pregunta. Yo pienso. Él pregunta otra vez. No hay respuestas.
Sólo somos adultos le digo. A nadie le gusta cargar con niños, viejos y enfermos. Nos reímos juntos. No olvides a los locos.
La locura de estos días. Lo sé. Lo pienso en la larga espera de una muerte próxima. Su padre.
La locura de todos estos días. Lo veo desnudo. En su lectura catártica: Una temporada en el infierno. Estamos solos. Una larga línea huérfana.
La gente va y viene a nuestro alrededor. En silencio miramos el vaivén. El silencio, primero. El frío, después.
¿En verdad, te dejarías morir? ¿En verdad, dejarías tu puerta cerrada? Sus ojos pequeños me observan con detenimiento.
Dejarse morir no es precisamente a lo que te refieres, le digo. En realidad me preguntas si es cierto que no sé pedir auxilio. Algo así. Y el silencio. Y el frío vuelven.
Una larga línea huérfana.

miércoles, 21 de enero de 2009

Bolivia en el imaginario

martes, 20 de enero de 2009

La luz caía delgada y filosa. A lo lejos, el horizonte era casi de color azul, como el cielo alto, inalcanzable. Más allá, el volcán los esperaba impávido y seguro. Eterno.

Ningún reloj cuenta esto
Cristina Rivera Garza
Reenvié un mensaje y una oración. De doce amigos. Sólo una contestó acertadamente. Al buen entendedor pocas palabras. Su respuesta: deseo que tu salud se recupere si está debilitada y que paulatinamente se fortalezca. Abrígate bien el cuerpo y el alma para que no te resfríes.

lunes, 19 de enero de 2009

El cuarto del destino
Los caracoles significan mucho para mí desde junio. Los vi
andar afuera, apresurados y sigilosos. Ese mes yo también apren-
dí a ser sigilosa y veloz. Entreabrí cada una de las puertas de las
tres casas donde he vivido. Me vi borrosa y húmeda; me des-
cubrí alimentando hormigas con carne fresca y odiando a los
vecinos. Una vez los niños me vendaron los ojos para examinar
las palmas de mis manos; afirmaron que no decían nada, que
eran lisas como piedras de río, pero estaban equivocados. To-
davía hoy sudo y me leo los surcos de las manos. Cada año
tengo más líneas, algunas como arrugas delirantes, otra igual
que flechas a punto de herir y otras que nacen trenzadas o con
líneas crecen; no me dejan dormir, susurran todo el tiempo; ha-
blan de las fronteras que tengo que cruzar, del hombres de varios
rostros que a veces aparece en el espejo. Hablan sin pausa y yo
tengo que escribir eternamente.

El libro de las grietas
María Cruz
Según los antiguos estoicos, el universo está compuesto de dos principios: el pasivo, que es la materia, sustancia sin cualidad, y el principio activo, la razón, que está en la materia y actúa en ella. El activo, que es eterno y crea cada cosa a través de la materia, es dios mismo. Es un soplo (espíritu) de la especie del fuego y de la actividad creadora (arte). Es un fuego inteligente, creador, artífice; es una fuerza vital que se difunde tpor todo el universo.
Cicerón, exponiendo el pensamiento estoico, dice que el destino, el hado es el orden y la serie de causas, ya que una causa, encadena a otra, produce de sí misma una cosa; es el hado la verdad sempiterna que fluye desde toda la eternidad; por ello, ningún hecho ha sucedido que no debiera ocurrir, y ninguno habrá de ocurrir cuyas causas, que realizan esto mismo, no estén contenidas en la naturaleza.
Los estoicos antiguos concebían el universo como un todo orgánico, armónico, e donde todo contribuye al bien del todo. El mundo es regido por la voluntad de dios y es como la urbe y la nación común de los hombre y de los dioses, y cada uno de los hombres es parte de ese mundo.
¿Por qué entonces existe el mal? ¿Por qué si dios hizo todas las cosas para el bien de los hombres, hizo tan grande cantidad de serpientes y víboras venenosas y esparció tantas cosas mortíferas y perniciosas en la tierra y el mar? ¿Por qué hay tan gran cantidad de tribulaciones y de males?
De acuerdo a Cicerón, todos los hombres se dan cuenta desde que adquieren madurez de entendimiento, de que el sumo bien es vivir en armonía con la naturaleza, lo cual significa vivir según la razón en su forma perfecta que es la virtud.
Del hado
Cicerón
(Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Romanorvm Mexicana)
Solía cruzar por este parque cuando visitaba a mi madre. (...) No me gustaba perderme el gozo de caminar con mis pensamientos bajo las jacarandas y fresnos y ver los mazos de hortensias que me recordaban la casa de niña, esa en la que viví con mis padres y hermanos (...). Me arreglaba especialmente porque una vez al mes, ella y yo salíamos a comer juntas. Ese día ni ella era abuela o viuda ni yo esposa y madre. Éramos madre e hija, una oportunidad que la circunstancia y mis hermanos nos robaron.
La perfecta
Mónica Lavín
Para que algo pueda verse es necesario construir una distancia, el deseo depende de es distancia siempre. Pero si la distancia es tan amplia como para permitir que entre en escena alguien más, la visión se eclipsa.
Alta infidelidad
Rosa Beltrán
Cuenta la leyenda que un mago creó la más hermosa de las joyas que ojos humanos jamás habían visto. Durante años la guardó en un cofre de marfil adornado de piedras preciosas. Un día, el mago se enamoró de Libusa, diosa lunar de tez pálida y ojos almendrados. Deteminado a convercerla de su amor, el mago abrió su cofre y le dijo mostrando su tesoro: "si te quedas conmigo esta joya será tuya". Libusa, conmovida por aquel regalo, accedió gustosa, y el mago transformó la joya en una ciudad. Así fue como nació Praga. Desde entonces, el rostro lunar de Libusa contempla su ciudad con ojos extasiados, y el mago divaga entre sus calles dejando su sombra estampada en las paredes.
Praga en su laberinto
Mauricio Molina

jueves, 15 de enero de 2009

Como cuando niños, en el carrusel, jugamos a huir de quien está atrás nuestro y que nos persigue, sólo que, como nuestra huida es circular, acabamos por no saber si huimos o seguimos con el deseo a ese otro que estamos destinados a no alcanzar jamás.
La espera
Rosa Beltrán

miércoles, 14 de enero de 2009

A centenares de metros, encima de todas las nubes, más. Mucho más allá de todo, estás escondida tú, Susana.

martes, 13 de enero de 2009

(Uno siempre espera)
Un pájaro es un mensaje. Una forma de escritura sobre la página del cielo. Un pretexto para elevar la mirada y perderse en pensamientos oscuros y oscilantes. Otra forma de mover el horizonte. Tinta negra. Tinta roja. Tinta blanca. La melancolía que, ligera, remonta. El dolor que provoca la cercanía de lo lejos, otra forma de decir que lo imposible. Una caricatura. Una metáfora. Lo que está en lugar de. Un par de alas poshistóricas. El pico que desgarra. La redondez del ojo. Sucias, las plumas. Huellas sobre la arena o sobre la memoria.
*
(Lo que el pájaro ve)
Un mundo imposible allá abajo.
Un hombre y una mujer y un niño y un alce: manchas sobre el paisaje.
La sombra de su propio vuelo sobre la página.

Raro es el pájaro que puede atravesar el río Pripiat
Cristina Rivera Garza

Archivo del blog

Datos personales

Mi foto
Vivo en Amsterdam 62. Bis.