lunes, 30 de marzo de 2009

Madruga de lunes
Me despierta el sollozo de mi madre en mi sueño. Despierto. Ella llora amargamente. Su llanto me conmueve. Inconsolable. Es la palabra que califica la escena. Despierto. La humedad en mi rostro se hunde en la alhomada. Vuelvo a soñar.

Quiero despertar del sueño pero mis ojos están cerrados. Quiero consolar a mi madre pero yo no soy parte de la escena. Ella llora por mi hermana. Mi hermana está ausente. Despierto.
*
Hay una persecusión en las calles. Alguien te está buscando me digo. Otra vez estoy en aquel edificio de cuatro pisos y puedo mirarlo todo desde arriba. Yo tengo el control me repito. Nadie me atrapará. Mi hermano me espera. Hay una misión. Como cuando jugábamos en el parque España hasta ya muy tarde. La noche era parte del juego. Un desafío. Escondidos detrás de los árboles. No había sombras.
*
Su rostro misericordioso apareció al final de mi sueño. Sus ojos compasivos se detienen en los míos. Y toma de mis manos una bolsa de algodón. Un hilo dorado envuelve el misterio. Ella deshace el nudo. Un par de aretes de oro. Los reconozco. Son de mi madre. Brillan. Es acaso una ofrenda. Una ofrenda a su amistad. Rosa.

jueves, 26 de marzo de 2009

Un día como hoy despierto e inició la rutina: cepillarme los dientes, bañarme, preparar un emparedado de jamón y queso manchego sin chile. Una manzana. Una pera. Salgo. Respiro. Al vestirme, siento un mareo muy ligero. Otra vez, mis mal/estares. Durante el trayecto hacia la oficina: leo un libro, el periódico o escucho música. Me gusta mirar a los pasajeros en el metrobús. Lo hago con discreción. También observo de reojo el movimiento en paralelo: los autos, el transeúnte matutito. Es alguien que siempre vive aprisa. La materialización del stress en una ciudad. La indiferencia o la agresión. Hoy no leí ni miré a nadie. Encendí mi discman. Un programa de tv 11: la soledad. De entre todas las definiciones y posturas de los invitados. Yo me inscribí en dos: uno nace y muere solo/a. La soledad es una aptitud, una manera de asumirla. Es siempre llevadera. Y entonces surgieron muchas preguntas. La soledad es una. Concreta. Estar solo/sola. La sensación de soledad es otra cosa más difícil de denifir. La desolación. Y entonces pensé, me miré a mi misma, en efecto: sola. En una soledad llevadera, sí, por supuesto, a veces disfrutable. Saber estar sola es un acto de inteligencia. Es saber resolver cualquier situación con un poco de gracia. No depender del otro. Aunque ese otro siempre este ahí: imaginariamente. Quizá por eso, algunas veces uno habla sola con ese o esa otro/a. Finalmente, con uno mismo. Cierto es que trabajar y vivir o vivir y trabajar en un sólo sitio durante tantos años, como es mi caso otorga reconocimiento. Pertenencia a una comunidad. Entonces uno sale de casa y por más que insista en el sentimiento de desolación, ahí viene el primer saludo, la primera sonrisa. La señora que barre la esquina; el voceador a quien compro el diario; la señora que vende tamales y que no sé por qué razón siempre está muy pendiente de mi. "hoy se le hizo tarde"; "hay atole de guayaba, del que a usted le gusta"; "le aparte un pan". "Lleveselos, luegos me los paga". Y así por el estilo. El plomero del barrio que me pregunta por la salud de mis padres. El polí del metrobús. En fin. Todo eso que nos hace sentir acompañados en una gran ciudad. Todo eso que le da sentido a la vida en sociedad.

lunes, 23 de marzo de 2009

Me despertó una sensación incómoda: ella otra vez en mi vida. La Mujer Ave regresó para instalarse en mi mundo onírico. Picotea mi cabeza. Marca mi cráneo. Delinea. Sangra.

La Mujer Ave
(sus alas/el viento tibio/)

el azul

la altura/la paz)

*
Te acuerdas cuando volamos juntas. Recuerdo ese día que salimos tomadas de la mano de mi depto. de la Sn Rafael. Me sentí tan libre y al mismo tiempo tan acompañada, tan unida a ti, como esos instantes que marcan la vida o esa noche en el Parque México. ¡Cuántos vuelos juntas! Cuánta celebración por compartinos la una con la otra. Creo que esos vuelos a dúo son muy escasos en mi vida. Vieras qué difícil es encontrar a alguien con quien volar. Por eso te extraño tanto.

Susie, excepto por la libertad, uno no puede perder lo que no ha tenido. Y tú siempre has tenido mi amistad, mi admiración, mi cariño, mi amor, mis alas de Ícara. ¿Es esto suficiente para ti, para mí?, quizá sí, quizá no. Quizá ya estoy fastidiada de hacerme la misma pregunta cada rato, cada mes, cada año. Quizá la distancia nos esté alcanzando. Quizá el tiempo sí existe. Quizá nos falte altura o bajada. No sé. Quizá me siento muy sola en esta soledad. Quizá ya no nos conocemos. Quizá me he convertido en un personaje fantasmal y difuso. Quizá nos perdamos. Quizá nos encontremos. Quizá algún día volemos juntas de nuevo.

(entre tantos quizás, sepa ud. que la quiero).

3 de marzo, 2006
Nostalgia del vuelo
*Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.

*
Me despertó una sensación incómoda. Ella otra vez en mi vida. Lo sé. Regresó a mi mundo onírico para leer el diario de mi infancia. Se sentó en mi cama. Paciente. Leyó una a una las hojas en que transita mi cotidianidad. Frondas. Suaves. Ásperas. Ella sonríe maliciosa. Luego se acerca y besa mis labios. Su lengua quema mi garganta. Me ahoga su sabor amargo. La Mujer Ave regresó.
Mascar chicle e inflar globos son las recomendaciones de la otorrina. Mi madre me trata como una niña, me ha enviado chicles y globos de diferentes sabores y colores. Dice que todo mejorará si yo hago los ejercicios.

La otorrina me da las instrucciones antes de entrar a la cabina: colóquese los audífonos y repita los sonidos que escuche. Ella emite los sonidos desde un control, yo apenas los percibo. Me observa insistente a través del cristal, luego entonces empiezo a describirlos a detalle. Ella mueve la cabeza de un lado a otro. Y ahora me pide que repita una serie de letras y se cubre la boca con una hoja.

Le describo este examen audiológico a Sarah. Le temes al ridículo concluye. Y yo absurdamente me defiendo: cómo voy a emitir un sonido que apenas escucho, no era mejor describirlo; hay otros muchos sonidos que difícilmente uno puede emitir con el uso de la boca. Están los sonidos que salen del cuerpo. Y entonces reímos juntas.

jueves, 19 de marzo de 2009

¿Alguien opina lo contrario?

mis coordenadas

(urbanas-amorosas)

habitat


mis coordenadas

(centro cultural universitario-sala miguel covarrubias)

habitat


coordenadas
(amsterdam-sonora)
habitat
Una de mis mujeres amadas escribe desde Madrid:

Hace mucho que no sé ti, pero me imagino que has de estar de maravilla con tus 300 historias... en las que siempre estás metida. Deseo que hayas pasado un cumpleaños feliz, rodeada de tus seres queridos y de todas tus mujeres amadas que por cierto son muchas.
Te quiero mucho y te tengo muy cerca en mi corazón.

TH-V

miércoles, 18 de marzo de 2009


14 de marzo
Las llamadas previas y las post: ellas, siempre Ellas. Las mujeres de mi vida: mi madre, mis tías, mis dos hermanas. Mis amores imaginarios. Nan y Ale como cada año quieren divertirse, marcan un día sólo para ellas. Y Sarah por fin me pregunta cómo quiero festejar. Ojalá pudiera reunirme con las tres --al mismo tiempo. Disfrutar de su encanto. Eso sería genial. Pero, sólo dos se conocen y no se caen bien. Sarah es tan voluntariosa. Este año no habrá celebración en conjunto. Me haré de un espacio para cada una.
Nan llamó el viernes dos veces. Y a la tercera me encontró. Suele ser una mujer demandante. Es hermosa al igual que Ale. Ambas son mis amigas. Dos amores en el aire. Y lo saben. Lo respetan y me quieren. Sarah me ha abrazado sin temor. Ha dejado que nuestros cuerpos se unan en un abrazo fraterno. Dice que tiene algo pequeño para mí. La observo con ternura. Es fría. Distante.
Sarah saca un bolsa de regalo. Le pregunto si quiere que la abra en ese momento o lo haga después. Ella dice que no importa. La vuelvo a mirar, sé que quiere que abra la bolsa. Abro con cuidado el contenido. Un cartera. Y se lo agradezco. Le digo que tengo una de igual color. Pienso en los años que llevamos juntas. En la amistad.
Esta amistad ya suma años. Siete. De crecimiento. Cómo se transforma el deseo --esa necesidad del otro, por el otro. Fue el día a día. La cotidianidad. Fue el vacío. Fue todo eso.
Eso que me hace mirarla a los ojos. Sonreír. Y estar ahí siempre. Solidaria. La he visto llorar, ir a hacia adentro, salir otra. A veces me parece la mujer más frágil del mundo. La observo llorando y no quiero consolarla. La observo hasta que sus lágrimas terminan y ella me mira y ríe. Reímos juntas.
Sarah es la mujer a la quiero terrenalmente. No está en el aire. No hay fantasía a su alrededor. Pura realidad. Sarah es la mujer fría. Fuerte. Frágil.
Sarah desnuda mis miedos y yo los de ella. Caminamos juntas a cierta distancia: yo veo sus pasos y ella los míos. No hay sombras.
Sarah es voluntariosa como yo. Su espíritu se exalta tanto como el mío cuando las cosas no salen perfectas. Estos años hemos aprendido a ser tolerantes. A reconocer que podemos perder la cabeza pero no la amistad. Sarah, tu amistad es mi mejor regalo porque me acerca a ti, porque hemos transitado juntas ese largo camino hacia la madurez.

martes, 10 de marzo de 2009

Naa
Naa nga rini ruzá'
naa nga bi xti' xilase
Naa nga xpandá' ni zé
Guiruti' ñuuna laa,
gasti' niní' guchachi'
Naa nga ti bandá' rirá gueela'
ne ti stipi siado' guie'

Soy
Soy la sangre que da forma
soy el viento de nostalgia
Soy la sombra que se marcha
con las lágrimas de nadie
con el silencio de la iguana
Soy figura que amanece
con un silbido en las mañanas

Irma Pineda

Mi lista de blogs

Datos personales

Mi foto
Vivo en Amsterdam 62. Bis.