viernes, 18 de junio de 2010

De tus manos gotean
las uñas, en un manojo de diez uvas moradas
Piel,
carne de tronco quemado,
que cuando naufraga en el espejo, ahúma
las algas tímidas del fondo.

Madrigal
Nicolás Guillén

miércoles, 16 de junio de 2010

Hoy volví a soñar con A. Debo decirte que a ella la he visto un par de veces, creo que te lo comenté, la primera vez fue un encuentro inesperado en la cafeta del CCU. Me saludó o nos saludamos con abrazo muy estrecho, como si nuestros cuerpos se reconocieran, se pertenecieran. Eso me espantó, es como si los 10 años que han transcurrido desde que nos separamos, hubieran desaparecido en ese abrazo. Y estuviéramos en la dinámica de siempre. Los encuentros siempre amorosos. De inmediato, ella me preguntó por mi huida en la presentación de su libro: ¿Por qué no te quedaste?, te busqué entre la gente, ¿qué te sucedió?, como si su presentación hubiera sido apenas ayer. Y lo dijo con ese tono de familiaridad, como si me estuviera reclamando. De inmediato puse distancia. Pero, ella seguía y seguía hablando. Cada palabra que pronunciaba me fue transportando al pasado, a esos días de tormentosas batallas. Entonces sentí que la odiaba de nuevo.

A la siguiente semana, la vi pasar en paralelo a mí, iba en una camioneta negra junto a un hombre viejo. Yo la miré de frente, no me preguntes cómo fue. Sólo sé que sus ojos y los míos se imantaron en el aire por unos segundos, hasta que la velocidad del auto se encargó de desdibujar la escena en movimiento. Le sonreí.

El sueño.

Ella me buscaba con cierta desesperación. Estamos en una esquina. Otra vez nos quedamos en la escena de la cafeta, o con esa sensación de que aún hace falta aclarar cosas, conversar del pasado. Y entonces ella sigue contándome de su vida y luego pregunta por mí, por mi familia, por mi padre y en ese momento se dispara el odio otra vez. No le voy a relatar la profunda orfandad en la que me sumergí aquellos días. La miró fijamente. El silencio aparece. El silencio. Es como si me fuera desdoblando. Poco a poco, salgo de la escena, del sueño, de mí misma. Regreso otra. La miró fijamente. Y entonces la abrazó. Y le creo. Y pienso que la distancia, que esos diez años, en efecto, ha desaparecido. Alguien se los llevó. La sigo mirando y aún no le digo que mi padre murió, que ya no vivo frente al parque España, que me enfermé de nostalgia, que la melancolía me condenó a no desear a nadie. ¿El amor es una condena. No te parece?

El sueño. Segunda parte.

Corro por una superficie plana tratando de atravesar el sitio. El piso está cubierto de cristales rotos. Mis pies están descalzos. No siento miedo, ni se me mueve el piso, mi vértigo no existe, es como si mis pies me guiarán y tuvieran ojos propios. Algo así. Un calambre en el pie hace que despierte, un tirón, un lamento. Siento mi frente húmeda. Cierro los ojos. Duermo.

martes, 8 de junio de 2010

escuchar música. Algo así. Fleetwood Mac -Gypsy-, mi favorita. Pienso en este día, por fin, la lluvia, este constante parpadeo vertical frente a mí. Ese olor tan natural a tierra húmeda. Me gusta mirarme en los espejos de agua. Puedo entonces mirar sus rostros, uno a uno, aparecen sus nombres pero, sólo ella se fija en mi memoria. Me gusta cuando sus ojos se clavan en los míos y busca respuestas. La guío. Y vamos juntas. Escucho su voz pronunciando otra lengua como un juego de niñas. Las palabras son puertas mágicas. Ella aparace en mis sueños --en ese bosque de pinos frente a mi casa. Las palabras son puertas mágicas. Ella está adentro. Ella es vertical como la lluvia. Y yo respiro.

jueves, 27 de mayo de 2010

Mensaje de fin de semestre de mi amiga Mónica, que digo de mi hermana Mónica, aquí va:

Querida Hermana;

Lamento no haber podido platicar contigo estos días, pero en verdad si quieres que alguien te escuche o te apoye en algo cuando te sientas mal con gusto (la verdad yo no le saco, pues no me asusto con facilidad).
Sé que no has andado del todo bien, lo noto por que no andas tan animada como siempre, pero como dices siempre es temporal.
También sé que eres una mujer indeciblemente capaz y con un corazón maravilloso, pero hasta los héroes cotidianos (como vos) se cansan; ello te hace aún más grande porque te hace humana. A veces pienso que te exiges demasiado y por eso te dan esos bajones, pero la verdad es que siempre haces el mejor esfuerzo y eso es lo que cuenta. Por eso habemos personas que te admiramos mucho.

La razón por la que te pregunté si irías a recoger tu calificación con Álvarez porque te tengo un pequeño detalle por tu graduación, ayer se me olvidó en mi casa y no te lo entregué, hoy lo voy a llevar a la clase de Miriam, pero si no vas te lo entrego el martes, para mi es importante demostrarte lo mucho que te estimo y lo importante que has sido en este tiempo contar con tu compañía y amistad. Por otro lado se que quizá no sea la persona más brillante y dedicada, pero en verdad me interesa mucho tu proyecto de promoción de derechos humanos, y claro que me quiero unir, aunque ya no estés en la especialidad (que en verdad como te voy a extrañar).

Mónica

domingo, 23 de mayo de 2010

Ella me escribe un largo mail, primero dice que quiere tomarse un café conmigo, conversar. Es sútil. Su historia de infidelidad se va hilando poco a poco. Narra en primera persona, luego brinca a la tercera, algunos diálogos. Vuelve a la primera, el efecto es, sin duda, contundente. Ella tiene el control. Jamás será la víctima, jamás perderá. Ella acostumbra a ganar, a ganarlo todo. Esta historia no es un cuento más, ni será la novela --que escribe el ex-marido escritor. Es teatro. Ella es el personaje más cruel. Más ambicioso. Más trágico.
*
A veces, las más de la veces me siento su cómplice. Sé exactamente qué va a hacer, no es que lea su mente, o sea predecible en sus acciones. Conozco su corazón. Y eso la hace vulnerable ante mí. No hay secretos ni verdades a medias. He intentado alejarme. Pero, regresa en un sueño, en una carta, en un correo y entonces estoy en su historia porque soy su testigo.
*
Dice que es feliz, le creo. Le gusta someter, le complace el dolor tanto como el placer, no hay diferencia. En esta complicidad me siento un autista, o finjo serlo. Paralizo las imágenes, juego sólo con sus manos cuando está cerca. Soy autista porque no hay otra manera de sobrevivir. Es una condena. Volverá en los sueños. Sonreirá. Sonreirá triunfante.

jueves, 20 de mayo de 2010

Antes de la lluvia

ocho años: constancia
Puedo leer su rostro. Las marcas. Los guiños. El cansancio. La complicidad.
Puedo leer sus textos favoritos. Walter Benjamin. Y discutir, siempre discutir.
Puedo leer sus textos propios. Sus entrevistas. Sus ensayos. Su blog de arte contemporáneo. La fotografía. El teatro. El cine.
Puedo leer su rostro: su mirada. Sus textos inteligentes. Su propuesta. Una tesis de maestría, con maestría.
Puedo leer su corazón. Ama al hombre de chamarra de piel negra y camisa roja. El cineasta.
Puedo leer su entusiasmo. Ama al hombre que toca blues. El baterista.
Puedo leer las líneas de su mano. Y el largo camino que transita un corazón solitario.
*
Puedo mirar/la/me en ella. A veces es la contención. El único espacio donde me siento segura, entonces recuerdo a mi madre cocinando mientras las horas de impaciencia mía se desdibujaban en medio del humo y el olor a especies diversas. La comida caliente sobre la mesa. El apetito. Siempre el apetito.
*
Puedo sentarme frente a ella y mirarla, mirarla (...) como se observa el cielo antes de la lluvia. Puedo sentarme frente a la ventana por horas. Horas y mirar la lluvia caer. Puedo sentarme frente a ella, comer juntas, respirar.
*
Puedo ser su amiga, y soy precisamente eso. Su amiga.
Puede ser mi amiga, pero es la mujer que ama mi corazón. La suma de los años. Ocho su número favorito. Y ella, siempre ella, sabe de mi apetito. Celebraremos su cumpleaños con una gran comida.

lunes, 10 de mayo de 2010

Hace un par de días cuando preparaba el material que presentaré en mi última exposición de Derechos Humanos, pensé que tendría que acudir al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, dado que me ocuparé de hablar sobre el derecho a la cultura, y en particular, los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas. Terminé mi ensayo, luego mi presentación en power point, revisé el sitio web de este Instituto, y fui en la búsqueda de material de difusión. Sus oficinas se ubican en avenida Insurgentes, casi esquina con el eje 10, muy cerca de la UNAM. Aunque conozco al director general, opté por contactar como cualquier ciudadana, vía telefónica, con el personal idóneo; así que yo tendría que acudir a recoger el mismo. Lo hice la misma tarde del día de mi llamada. Mi sorpresa, mi grata sorpresa fue encontrarme a una joven que me reconoció apenas entré a la oficina del director. Tú eres Susana B, la miré fijamente y le dije, y tú Ceci V, de la Fundación Rigoberta Menchú. Y nos abrazamos con entusiasmo. Habrán pasado más de diez años desde entonces. Me contó sus andanzas en organizaciones no gubernamentales, y la comisión nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas, en la comisión nacional para prevenir la discrimanción, etc., etc., pues entonces la miré una vez más. Ella se acercó y me acarició el cabello, me preguntó el tiempo que tenía de usarlo corto. Te acuerdas, verdad. Mi cabello trenzado y los huipiles. Algo así. También me preguntó por mi madre. Y quizá lo más me latió fue escucharla hablar con precisión sobre los avances reales en derechos humanos. Debo admitir, que efecto, muchas situaciones han mejorado. Otras no. Hay derechos emergentes. En fin. Un reencuentro luminoso. Ahora ella, se encarga de una secretaría en este Instituto. Su juventud, su belleza y sus conocimientos, de seguro, aportan mucho a la causa. Y me llenó de alegría sabernos en los mismos rumbos. Nos veremos en junio para la presentación sobre contactos y cooperación internacional. Ah, los caminos de la vida si son como yo esperaba (ajjajajajaja), creo que mejores. En realidad, puedo sentirme acompañada porque el camino es muy largo, largo.

viernes, 7 de mayo de 2010

A Candy

Papá tenía una discapacidad visual que con los años se le acentuó más, yo tarde en descubrirla. Él mismo se encargó de ocultarla, se las arreglaba para salir a la calle y transitar cualquier rumbo. No había obstáculos. Tu papá no ve esto o aquello decía mi madre y me miraba suplicante. Acompañalo. Ver significa algo más, me repetía a mí misma durante aquellas escenas familiares. Qué es exactamente lo que no ve. Entonces me dedicaba a observar con detenimento sus movimientos. Incluso, él manejaba. Qué es aquello que no ve. Luego se me olvidaba todo y volvía a mis juegos infantiles. Una día sólo estábamos los dos en casa, y yo jugaba con monedas reales, me tragué un quinto, la moneda más pequeña por aquel tiempo. El ruido del sofoco hizo que llegara hasta donde yo me encontraba, de inmediato me abrió la boca e introdujó sus dedos. Después me reprendió. Fui una niña muy inquieta, cuando mi hermana y yo lo hartábamos, él se enfurecía tanto que nos perseguía y nosotras nos escondíamos debajo del lavadero, papá jamás nos encontró. Pero, mirar sus pasos y tenerlo ahí, frente a nosotras, nos llenaba de temor. Papá fue un hombre muy severo. Ya en la adolescencia, poco a poco nos fuimos distanciando o acercando según se lea. A veces me fumaba todos sus cigarros y él no decía nada. Ya no había regaños. A veces, muy pocas debo admitirlo, yo llegaba tarde a casa y nunca dijo nada. A veces sentía que no le importaba, otras tantas su indiferencia me parecía un gran castigo. Su silencio. A veces pensaba que su ceguera era cierta. Él no veía nada. Y lo sabía todo como un oráculo. Papá era homofóbico. Me amaba. Me amaba tanto como a la vida. Cuando murió me sentí otra vez niña, no entendía su muerte, como nunca entendí que significaba que otras personas dijeran que él no veía. Esa larga noche no lloré como no lo hice los días y el año siguientes su partida. Cuando papá aparece en mis sueños, él está vivo. Muy vivo. Entonces sí, mi llanto aparece como ahora que escribo estas líneas y entonces siento aquel sofoco del quinto atorado en mi garganta.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Ella aparece sorpresivamente y yo la abrazo como hace diez años. Una escena inesperada. En la cafetería mientras esperaba para pagar mi cuenta. Alguien se acercó y yo sólo la abracé sin pensarlo, fluyó un encuentro postergado. Ella entonces me pregunta por qué salí aquella tarde de la presentación de su libro. Me inquiere como si hubiera sido apenas ayer. Trato de sacudirme su mirada sin conseguirlo, entonces la observo mientras me pone al tanto de sus días: terminé el doctorado en el Colmex, doy clases en la facultad, estuve mes y medio en Europa. Veo sus gestos, su rostro feliz y satisfecho, entonces recuerdo los meses amargos que viví luego de nuestra separación. La depresión. También recuerdo los libros que leímos juntas. Lo recuerdo todo. El pasado, digo lo quiero dejar atrás. Y entones me disculpo y le digo que alguien me espera. Y es cierto. Alguien va llegar. Nos despedimos en el mismo sitio de hace diez años.

martes, 4 de mayo de 2010

Las flores que mamá ha plantado aparecen en mi sueño. Ellas las riega y yo la observo. Mamá me dice que en efecto, ayer por la noche estuvo regando las flores del balcón. Mi mi conexión con ella trasciende. Me inquieta. Me inquieta pensar en el futuro sin ella, sin su presencia real. El universo onírico es fascinante, pero tengo una suma de interrogantes que en los sueños, nadie puede contestar. Vidas paralelas. Una transcurre en el día, en las horas de cotidiana labor; otras, las otras trascienden el tiempo y el espacio: justo ahí, no sé por qué estoy ahí, en la escena de un capítulo más, que he de vivir al filo de la realidad y con los ojos cerrados. Recuerdo también los lunares del cuello, aparecieron en un sueño que me inquietó --nunca antes los miré, no había rostro, sólo un camino que seguía mis manos por su piel, contándolos, hasta llegar a su boca--. Justo cuando la intimidad hizo propicia la ocasión de despertar a su lado, observé la forma de esos lunares, no tenía dudas, era la mujer de mi sueño, era la Griega. Y esa mañana, al levantarme de la cama, pensé en el destino. Era mío. Ese momento era mío. Me pertenecía. Desde entonces, soñarla con los ojos cerrados, abrirlos y mirar sus lunares como en mi sueño, era como haber estado en vigilia, y dormir, y seguir despierta. Y no entender. Algo así. Era fascinante salir del sueño o entrar en él.

viernes, 30 de abril de 2010

un largo (y quisiera escribir profundo) ensayo, pero sólo toco la superficie (por ahora) sobre derechos lingüísticos; una llamada (breve) (sustantiva) a mi madre (como extraño su comida). Una mirada al exterior: todos se van de fiesta, de puente, de revén. Mi vértigo ha disminuido un poco, casi no percibo el mareo. Tengo tanto sueño que ya no seguiré aquí.

jueves, 29 de abril de 2010

Lo arrojaron como un bulto. Ahí. Justo ahí para que todos lo observaran, a pesar de ser una vía rápida, como un deshecho, como basura. Lo arrojaron como un bulto. Indiferencia. Le llaman "Mariposario", el sitio donde hombres jóvenes, menores de veinticinco transitan como insectos, como larvas... eso son en el breve tránsito. Van y vienen. Incautos-cautivos de su búsqueda. Antes deben subir por el caracol, y aún antes el Metrobus. Transitan. Están de paso. Rápido. Veloz. Despacio. Más lento. El placer. La obscuridad. La muerte. Fue un ataque certero. Lo sodomizaron. Un cuerpo sin vida. Un bulto. Lo arrojaron como una mariposa.
Un sueño placentero: ella baila, gira y gira sobre una gran pista de hielo. Ella me mira y toma mi mano. Bailamos juntas. Soy feliz. Tomo su mano, giro, giro. Ella de la mía con algo o mucho de torpeza no logro hacerla girar. Es más alta. Y hoy, hoy justo hoy recordé la escena, tal y como en mi sueño, claro sin las vueltas reales. Mi vértigo ha regresado. Chale, los sueños míos. Sé que es cuestión de esperar, Lo sé.

miércoles, 28 de abril de 2010


Si miran la pantalla, encontramos a mi amigo Pablo tocando Aire, una pieza de Bach, entre otras.

Una muy emotiva celebración-homenaje al escritor Carlos Montemayor, una vez más convocados por la poesía, una vez más convocados por la defensa de los pueblos originarios, aquí una pequeña nota: "La lucha de Carlos Montemayor por la defensa de nuestra cultura, particularmente en nuestras lenguas ha sido de gran ayuda y soporte en la defensa de nuestros pueblos, por lo que saludamos la iniciativa de rendirle un homenaje". Una celebración muy emotiva con la participación de las estudiantes de la maestría etnicidad, etnodesarrollo y derecho indígena. Agradezco mucho la intervención de Pablo Ascencio en este homenaje con la pieza Cant de ocells de Pau Casals. Fue una celebración íntima acompañados por la familia del maestro Montemayor.

sábado, 24 de abril de 2010

Ah! la vida y sus sorpresas, ah! la vida y los deseos, ah! la vida y el poder de la mente. Ah! la vida y el destino. Esos destinos que se entrecruzan y terminan siendo sólo uno. Dónde está la frontera, dónde está ese borde apenas perceptible para quienes comparten ese espacio vital. Y respiran, comen y defecan. La vida de dos o de tres que comienza y termina en ellos mismos. En qué momento el destino nos vuelve a colocar como piezas de un juego frente a frente. Y pasamos o dejamos de ser. Y somos. Siempre somos.Otra vez el destino nos coloca frente a frente, otra vez estamos juntas, Griega.
*
Alguien me pregunta si hay inoncencia en el amor, estar enamorada es igual a un estado de pureza. Alguien podría afirmar que así es, que es la fuerza más primigenia que desarrolla el sentido de pertenencia y es creación. A la inversa, genera el sentido más devastador que es el odio y la destrucción. Eso mismo, lo sabía William Shakespeare, pero claro no hay que ir a los extremos ilustrativos de las grandes trágedias. En todo caso, algunos hombres, algunas mujeres sólo generan relaciones de codependencia y se madrean entre sí: "pégame pero no me dejes", "déjame volver contigo, seré tu esclava (...)", lo cierto es que pocos podemos salvarnos de la tragicomedia mexicana, es decir, vivimos felizmente engañados por nuestros propios deseos puestos sobre el otro o la otra. Quizá, en ese es el gran momento de inocencia, luego entonces, la traición se convierte en un momento de epifanía. Nos ilumina de con una verdad absoluta: "la neta, neta, ésta no es la mujer que creí", y cosas así. En fin, querida lectora, yo en el amor, prefiero las comedias románticas, Sueño de una noche de verano es mi favorita. Me encantan todos sus personajes, hasta el bosque (ajajaja) ya en serio, prefiero ser Puck, por si las rechingadas dudas.
*
Were the world mine.
*
Titania y Oberón
*
Hay alguien frente a mí que está enamorada
(va y viene como un haz luminoso)
(ver sus ojos, ver esa luz primegenia es recordar a Puck)
(no siempre es chido ser el protagónico de la historia)
(ser testigo tiene ganancias secundarias)

lunes, 19 de abril de 2010

Decisión. Esa fue la primera palabra que pronuncié al pensar en ella. No la veré. Sé que regresó para finiquitar los asuntos pendientes del pasado. Del presente. Un puñado de amores entre la Ciudad de México, Cuernavaca y Acapulco. Una herencia monetaria. Vendió todo. Los muebles. Los libros. La casa. La casa donde nació. La casa donde también se casó. La casa con piscina rodeada de un bello jardín, árboles frutales, el canto de pájaros. La casa donde solía pasar semana santa con ella y su mamá. La casa donde estuvimos juntas mirando a Leo nadar. ¿Pensábamos en el futuro? El futuro. Lo vendió todo. Incluyó también la última llamada, el celular. También lo vendí. No escuché tu mensaje.Ya no hay nada. "Nada" escribió.

domingo, 18 de abril de 2010

Mamá está triste y yo también.
Regresar a ese estado de inquietud: la enfermedad
el cuerpo y sus misterios
el cuerpo cansado
*
otra vez los sueños, la premonición
el misterio
*
o quizá no, quizá esté leyendo mal el presente
sueño y sucede tal y como mi lectura onírica lo anuncia
entonces sufro y me da miedo ir a la cama, dormir
quizá deba regresar también el insomnio
quizá deba encender una vela y preguntarme qué debo hacer con los sueños
*
en qué cambia saber lo que sucederá
es irremediable me digo
es el destino
*
nadie
nadie puede huir de su propia historia
no hay consuelo
no hay paz
*
a veces es mejor no saber nada
a veces es mejor no querer saber
a veces es mejor no soñar
*
soñé con tus ojos mamá
soñé con tu mirada triste
*
cuando hoy pregunté qué te pasaba
tú dijiste son mis ojos
el izquierdo pregunté
el izquierdo
*
qué haré con estos sueños
qué haré con mis ojos
qué haré con la intuición
qué haré con el misterio
qué haré, qué haré


y

*
Corazón loco

(No te puedo comprender corazón loco)
La veo ir y venir dice que no está enamorada. Y lo está
La veo escribir pequeñas notas, ensaya la escritura, las frases amorosas
La veo cambiar el vestido, usar tacones, sonreír, dice que no está enamorada. Y lo está.
Lo veo a través de sus ojos cada vez que lo nombra, un hombre afortunado me digo.
Lo veo leyendo el mensaje agradeciendo el obsequio quizá con un beso, con una caricia.
Lo veo caminando junto a ella, de su mano, quizá huyendo de la lluvia de estos días.
Los veo en un largo abrazo que une a dos y que son uno. Sólo uno.
*
(No te puedo comprender corazón loco)
Me causa azoro este amor. El mío.
Un sobresalto apenas perceptible, esa ansiedad placentera cuando la miro sin que ella lo note. Y a diferencia de otras épocas, no voy a huir. No voy a inventarme historias. La historia es ésta.
No te puedo comprender corazón mío.
*
Ella dice que nada es eterno. Y esta amistad apenas tiene unos cuantos meses. Acaba de nacer. Veinte años atrás.

viernes, 16 de abril de 2010


La tropa zapatista: Enith, Domitila, Emma y Amanda en el homenaje a Zapata (10 de abril, en Cuatla, rumbo a Anenecuilco y Chinameca)

jueves, 15 de abril de 2010

Alguien lee en un diario local una nota sangrienta. La crónica de un accidente automovilístico: "jóvenes universitarios a punto de morir en una explosión".
Alguien se interesa por las fotografías impresas en color y reconoce un cuerpo. Un nombre. Una historia.
*
¿Pensar en ti? Es la primera interrogante que surge después de un largo después. Después.
*
Pensar en un cuerpo quemado.
Pensar en un cuerpo fragmentado.
Pensar en un tu cuerpo.
*
Pensar en ti después de un largo verano: la lluvia cubría las montañas y yo fumaba y fumaba y fumaba.
*
Leo la nota. Leo un nombre. El tuyo.
*
Las ideas como humo en mi cabeza.
*
Por fin, la decisión: una nota en el msn.
*
"cuatro días en el hospital de Córdoba" me dice.
*
Es que alguna mañana padecemos la luz, como si fuera el día aquel en que empezamos a romper el hielo.

viernes, 9 de abril de 2010


Uy! qué miedo!

miércoles, 7 de abril de 2010

Non mi avrete mai come volete voi!

martes, 6 de abril de 2010

Hoy
(YO EXPONGO!!!)
Artículo segundo constitucional. Los derechos de los pueblos indígenas en México
Derechos Humanos y Garantías Sociales
Especialidad en Derechos Humanos
Posgrado, Facultad de Derecho, UNAM
*
del 7 al 10 de abril
Centenario de la Rev. Mexicana
homenaje a Emiliano Zapata
Conferencia Magistral: Arnaldo Córdova
Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM

domingo, 4 de abril de 2010

Des-encuentro(s)
Un incidente tan minúsculo, tan insignificante disparó la ira, mi ira infantil. Esa emoción tan asfixiante... Tiene nombre, tiene rostro. Y debo empezar a trabajar, a elaborar este aparente sin sentido.

Carretera. Viaje. Lugar. Retorno. Maleta. Libros.

Mis libros. Por qué siempre he de viajar con una pila de libros, a veces los mismos. Aunque debo reconocer que tengo una extraña obsesión por la lectura, por libros recién editados, por las pastas gruesas y las hojas finas. Porque encuentro un placer al tocarlos. Al subrayarlos. Al escribir en sus márgenes como si intentara reescribirlos. Algo así. Estos libros, los de la bolsa azul son todos nuevos. Lo eran. Ahora van de regreso junto con la libreta de notas.
*
Mamá no se cansa de darme siempre las mismas indicaciones. Su bendición. Eso me hace sentir protegida, otras tantas debo confesarlo, me he sentido muy tonta como si no pudiera hacerme cargo de mí misma. Y entonces, justo ahí aparecen ellos, mis hermanos mayores atentos a tantas observaciones como si me marchara por meses y fuera una completa incapacitada, inclusive hasta para cargar con mi maleta. Eso pasó hoy. La maleta llevaba lo mismo de siempre: mi ropa limpia, jabones de pasta y polvo y shampoo. Películas que no vi. Medicinas. Mi cámara fotográfica. Nada que no fuera lo de siempre. Y la reservas para la noche. Mamá siempre insiste en el peso de la maleta y en que mi hermano debe cargarla. Mi hermana jamás ha se ofrecido a ayudarme en nada. Y entiendo perfecto que nadie puede ofrecer lo que no puede o no quiere. Así que yo insisto en cargar mis cosas. Son mías le digo a mamá mientras mi hermano se aleja. Tu bendición mamá, tu bendición. Eso es sólo único que necesito. Y la abrazo.

El incidente llegó después del largo caminar siguiendo su huella, hasta que apareció el camión. Te subes o te quedas sentenció. Me quedé en la carretera absorta. Enojada como cuando niña. No sé cómo arribé a la siguiente estación de autobuses. Compré mi boleto y subí y justo ahí estaba él. Mi hermano mayor sentado leyendo el periódico, me miró con dureza: atrás hay lugares. Alcé los hombros y seguí al fondo. Ahí estábamos los dos otra vez. Los dos. Ahí estaba también un viejo pasaje infantil nuestro. Tan familiar.
*
Tan familiar fue irme a sentar al rincón como niña regañada. Ese espacio reconocido por años también se trasformó en un instante. Quedé en medio de dos jóvenes. Y la conversación no se detuvo hasta que llegamos a la ciudad. Fue como subir a la montaña rusa: risas, chistes, alegría. Concepción es vecina de la comunidad y Gil es un joven poblano avencidado en la Lagunita. Un diálogo respetuoso y franco. Casi mágico. Ninguno de los tres intercambíamos números telefónicos --hay algo de mágico en esos encuentros fortuitos que nos alivian el espíritu--, tengo en cambio sí, sus miradas alegres y ese nuevo saludo en lengua indígena: K'imi!, k'imi.

miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Por qué las bestias habitan mi mente?
Les gusta estar ahí.
Pensé que me complacería disfrazarme
de golondrina.
Me acicalaron, como a un zorro, con modales
refinados.

Suniti Namjoshi
Fábulas feministas
*
Estoy leyendo el libro arriba citado. Sorpresa. Ir encontrando/me con una autora indú, lesbiana y feminista. Sus fábulas son pequeños cuadros. Pinceladas puntuales de la cacería humana. Fundamentalmente señalaría una palabra: identidad. Una mujer que va transformándose así misma y en cada contexto cultural que ha ido enfrentando a lo largo de la vida. Desde el pequeño, cerrado e íntimo espacio privilegiado de pertenencia familiar hasta la exclusión social en países como Estados Unidos y Canadá.

Fábulas feministas es un obsequio de cumpleaños de mi amigo Alex Santiago. Lo celebro, como celebro este nuevo encuentro textual.
*
La mujer pájaro: Una ve hubo una niña a la que le salieron alas. Brotaron de sus hombros, y al principio eran rudimentarias.(...)

Recordé entonces la imagen del quetzal, luego una águila. No sólo me gusta volar sino mirar, mirar, mirar.

lunes, 22 de marzo de 2010

Ayer mientras se celebraba el rito dominical de consagración de la hostia y el cáliz en la misa vespertina. Ahí, al lado mío, mi hermana mayor recibía un mensaje de texto que nos anunció la muerte súbdita de un amigo familiar. La sorpresa. El asombro primero, y la resignación después. El silencio. Ambas acudímos a la Sagrada Familia, el padre recién había comentado el festejo pasado de San José y eso mismo, hizo situar al hombre de campo en aquel poblado, San José Rioyos Buenavista. La fiesta del pueblo, del santo patrono en donde él gozaba de una mayordomía celestial: la música. Dicen que fue el corazón, que cantó y bebió, que bebió y canto hasta el amanecer y luego mientras cantaba le sobrevino el primer impacto: un golpe en el pecho. El corazón.

**

Soñé con papá. Otro sueño intenso. Él perseguía a mi madre y ella no se dejaba atrapar. En el sueño hay un sólo elemento que me sacude: el deseo. Toda persecusión tiene como fondo eso. El deseo.

Mi hermana dice que mamá tuvo una recaída en su salud. Yo no he dejado de pensar en mi padre insistiendo como un niño. Detrás de ella todo el tiempo. No he dejado de pensar en el deseo.

**

Mi deseo.
Me sacudió mi sueño: Luz y Leo afuera de la casa donde vivo. Esperándome. La casera toca a mi puerta y dice que una mujer bella pregunta por mí. Es ella y su hijo. Ambos sonríen malevolamente. Yo despierto y el sueño no se va. Se queda. Justo cuando llego a la oficina, alguien me avisa que tengo una llamada. Es Luz. Y yo enmudezco.

lunes, 8 de marzo de 2010

Explotación

El objetivo central de la teoría de la explotación de Marx es explicar cómo la estructura de clases puede existir en ausencia de distinciones de clase legal y normativamente aprobadas. En las sociedades precapitalistas la dominación es de carácter público y se efectúa directamente a través de medios políticos. Tanto en la sociedad esclavista como en la sociedad feudal el derecho a apropiarse del producto del trabajo ajeno define en cierto modo los privilegios de clase, y dichas sociedades legitiman las diferencias de clase con ideología sobre la superioridad e inferioridad naturales.

jueves, 4 de marzo de 2010

Luz, esta noche escribo, dialogo contigo. Estoy tratando de aclarar mis pensamientos, de reunirlos y dejarlos en libertad. Me ha conmovido dar lectura a los mensajes que a través del correo electrónico mantuvimos durante el lapso de tu arribo y establecimiento en Ontario. Mirarte a distancia, mirar mi respuesta honesta y sin expectativas, luego la escritura de las cartas que te envié contándote mi tránsito cotidiano por esta ciudad. Dos planos espaciales donde cada una ha dibujado su proyecto de vida. Desconozco casi todo acerca de ti, me refiero a la percepción con la que ahora tú observas el mundo, tu mundo. Vamos día a día transformándonos, y sólo nosotras sabemos, intuimos de nuestros cambios. La intuición se convierte en emoción y la emoción en conciencia. Tres estados graduales ¿en equilibrio? Sí, es inevitable para mí, intuir, sentir y tener conciencia.
Estos meses han sumado dolorosas despedidas e inesperados reencuentros: Irlanda encontró una mejor oferta laboral en la Universidad Veracruzana, se mudó a Jalapa. Edgar finalizó su estancia académica en el Instituto y ha regresado a Colombia. Azucena, la mañana del 14 de febrero llegó a inquietarme como en mis sueños. La contraparte: la anunciación, la bienvenida: Ivette P, compañera de la carrera de letras, sustituye a Irlanda en la Dirección de Literatura. Ella me puso en contacto con Paty, que vive en Nueva York. Antes de que Azucena apareciera, soñé con ella y con Lucila. A los pocos días, recibí una carta de Lucila, sigue en París). Patricia y Lucila están de regreso en mi vida, ambas representan un pasado que no volverá a ser: los años estudiantiles. Son jóvenes muy talentosas. Y me resulta fascinante saber que las tres estamos directa e indirectamente trabajando lo mismo: pueblos indígenas e identidad cultural. El reencuentro virtual con ambas me ha llenado de una extraña emoción, después de tantos años, reaparecen justo cuando estoy terminando un ciclo, que ciertamente comenzó al lado de ellas. Me asombran las líneas de cruce en nuestras historias, el juego del destino sobre la voluntad del hombre.
Luz, ¿este silencio tuyo? ¿qué significa? ¿qué representa para ti? Si este silencio es tu respuesta, bienvenida porque es un acto de libertad, eso dice mi conciencia. ¿El destino? ¿quién puede saber qué sucederá? He aprendido a vivir, a transitar el misterio como algo cotidiano.
*
Luz, escribirte es desnudar mi corazón. Abrir el cauce por donde fluyen mis emociones. Agua dulce de colores, cada carta que te he escrito dibuja el día de mis batallas y la melancolía enfermiza de mis fantasmas nocturnos. Despertar es guardarme secretamente en el azul de mis amores: mi madre. Luz, me siento agobiada por situaciones que rebasan mi ánimo, mi respuesta. Dolores viejos en vaivén requiebran mi ser. Estoy enfrentándome a un tiempo desconocido.
Patricia. El día de su boda fue la última vez que estuvimos juntas. En aquella ocasión acudí con Azucena a la ceremonia eclesiástica. Marcela llegó minutos después. Recuerdo bien su imagen: el cabello alborotado y su ropa ligera, impropia de un festejo religioso. En sus manos la guía roji, miraba la contra esquina mientras que yo, situada en el atrio de la Iglesia, la observé acercarse. Durante aquellos años, vivir este doble vínculo: Azucena & Marcela, Marcela & Azucena, me hacía sentir una extraña emoción. Invité a ambas y ellas aceptaron. Las tres estuvimos allí, presenciando la unión de mi única amiga.
Paty se casó con un hombre de mayor edad, supongo que 10 ó 15 años más que ella. Al salir de la iglesia nos dirigimos a la acostumbrada recepción en casa de los padres de José, el recién esposado. Marcela debía irse a trabajar a Libido así que sólo estuvo unas horas. En la recepción todo marchaba bien y ya entrada la noche, al salir al jardín, inicié una conversación con una compañera de la facultad. Mientras yo hablaba, hablaba acerca del amor, detrás de mí, se encontraba el papá de José, un hombre viejo y bastante necio. Me interrumpió calificándome de antinatural y no sé cuántos otros adjetivos; los cuales confronté. Aquello se convirtió en un intercambio de palabras fuertes, grotescas. Azucena estaba cerca, escuchó todo y me pidió que nos marcháramos. Ella no estaba dispuesta en enfrentar a nadie, ni a ella misma y esta huida me anunciaría su respuesta final. En cambio, yo desenvainé mi espada con arrojo. Sí, resultó la primer defensa pública de mi postura amorosa. Patricia, ante la mirada atónita de los invitados, no sabía qué hacer ni qué decir. Se disculpaba a cada momento y me pedía que no nos marcháramos. Fue una situación incómoda para todos.
Hace tantos años de esto, que desempolvar este recuerdo, es saberme en una constante de ires y venires, pero no de reencuentro. Porque estas acciones se entrelazaron en mi destino presagiando lo que ya se anunciaba: Marcela siempre solidaria, dispuesta a estar conmigo, a acompañarme en este camino sinuoso hasta encontrar el propio. Azucena, siendo el personaje principal de mi historia, permaneció al margen observándome en silencio, en su silencio amurallado. Esa noche me quedé en su casa, en su cama, sola. A la mañana siguiente, Patricia se iría a su luna de miel, desde entonces no la he vuelto a mirar.
En febrero pasado, Ivette me comentó que estaba en contacto con Patricia y que ella le había preguntado por mí y los motivos de mi distanciamiento. Dudé al principio pero tampoco deseaba tener comunicación con Patricia a través de Ivette. Así que decidí enviarle un breve saludo. Lo que siguió ha sido una correspondencia cotidiana. Largos correos electrónicos relatándome lo que ha acontecido en su vida durante todos estos años.
Ha sido un reencuentro emocional enorme para ambas. Aquella noche nos marcó. Se disculpó otra vez. Me comentó que años atrás, recibió una beca del FONCA para escribir novela y que el personaje central somos ella y yo, penséme dijo, que aunque tú no me hablarás más, quedaría constancia de lo que has significado en mi vida. Hemos ido recapitulando este tiempo y su encuentro llegó justo cuando terminaba mis sesiones terapéuticas. Tal vez, lo más sorprendente sea que está realizando una maestría sobre la situación de los pueblos indígenas en Nueva York.
Tiene una hija de 8 años y sigue con José. Su reencuentro me ha movido, removido internamente. Me ha lastimado coincidir en el dolor que provocó nuestro distanciamiento y reconocer también mi silencio, mi dureza.
Lucila. Tuve un sueño que me inquietó: conversaba con ella acerca de su regreso a México, me preguntaba por Azucena. A los pocos días recibí una tarjeta postal de París deseándome sorpresas. Luego, Azucena apareció por la oficina ¿A qué volver?
Me siento agotada, mis emociones están a flor de piel. Por eso, estoy aquí escribiéndote, sacando todo. Está concluyendo un ciclo en mi vida de manera circular. El agua fluye lo entiende mi corazón. El destino, esta sucesión de acciones previas a nuestra voluntad, que se entrelazan, que juegan con uno, con nosotros, pero que siempre colocan a cada persona en el sitio que le corresponde. El destino es un seductor misterioso.

*Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.
IX

Eres como el tiempo
mar;
cada instante te vas,
cada ola,
y no vuelves tú
sino un simulacro;
lo que vuelve es el agua
de otro mar
que ya nunca es el mismo.


Los pasos del visitante
Luis Paniagua
Quizá nos amemos, es un amor triste pero poco importa el carácter de este amor. A ella le gusta engañarse de vez en cuando. Es un modo de prolongar el placer imaginando. Suspende el momento, lo disfruta y lo deja después ser otra cosa. “Hoy te quiero igual que ayer, igual que siempre”. Pensó que de ese modo podía ser remedio contra la muerte de ese amor.
Rosa Beltrán

miércoles, 3 de marzo de 2010

Un día la amo y al siguiente me pregunto qué chingaos hago aquí. Hoy es el siguiente: tenemos mudanza y me pregunta qué hacer con esto y con aquello, en realidad me pide que me lleve mis cosas. Y yo le digo que es el mantel de mi madre, no se lo puede quedar. Se queda digo.
*
La veo ir y venir: cambiar los cuadros, mover los sillones, sentarse, mirar el espejo.
*
Mira sus cuadernos. Dice que va a tirar todo. Su colección de revistas literarias, los libros de arte en el librero principal.
*
Su escritorio.
*
por fin termina, y me pregunta si su espacio me gusta. Entonces recuerdo una larga conversación acerca de su idea del amor en pareja. Testigos. Amar significa tener un testigo. Signar. Dar testimonio de las acciones del otro.
*
Ella me ama.
*
Yo soy el testigo perfecto.
*
Amantes somos de nuestra propia separación.

martes, 2 de marzo de 2010

a Carlos Montemayor
in memoriam

GUNAA BENDA
Gueela di’ ma qui zanda gugaanda ládilu’,
yanna ma naga’nda pe’ nuuni,
gue’tu’ sicarú ngá lii; neca ma naguchi
guidiladilú sicarú laa.
Guie lulu suxhale ruluí’ cuyubi beu,
yanna pe’ ma gasti dxi icaa xquelalú
gunaa benda ranaxhi.
Ruzuluá nadxaba,
ti nagasi cayuuya lii ma zeú
ne cadi cayuuba ladxiduá’.
Nagasidu’
cayanaxhié´ xhieladi guenda guti stiú’,
yanna ma nexhe dxi
xquendariéque’ lu’,
sicarulu’ neca ma gutilu’,
sicarú gue’tu’ ngá lii.

SIRENA
La noche no puede más enfriar tu cuerpo,
tienes por fin la frialdad eterna
y tu belleza de cadáver; porque aún en su palidez
tu piel es bella.
Abiertos tus ojos parecen buscar la luna,
cuando no hay más días para tus noches
de sirena enamorada.
Y yo me siento cruel
porque al contemplarte,
tu partida no me duele.
En este instante eterno
amo la desnudez de tu muerte,
la tranquilidad al fin de tu cuerpo remolino,
tu hermosura de muerta,
tu exquisito cadáver.

Irma Pineda

lunes, 1 de marzo de 2010

La escritura del streep tease
Guillermo Samperio

En efecto, una de las recomendaciones que hacen los maestros de la literatura al joven escritor es que sea fiel a sus obsesiones. Bien, el principiante empezará a escribir bajo tal fidelidad. De conservarse este propósito, tendríamos que concluir que la obsesión es el estilo. Sin embargo, llega un momento en que se percata de que sus obsesiones no sólo se le van desgastando, sino que a mediano plazo comienza su obra a ser circular, reiterativa. Pero lo más grave no es esto, pues pudo haber originado un libro importante, sino que tan solo ha estado bordando durante años solamente sobre su interioridad, sus problemas, su intimidad que, en no pocas ocasiones, apenas le interesan al lector. Ser fiel a sus obsesiones se le convierte en un búmeran que, a la postre, lo delatará.
Esta inicial sugerencia de los maestros va encaminada --y aquel joven ahora medio viejo no se dio cuenta-- a que en un principio es más sencillo escribir de lo que el escritor es como individuo, que intenta una "gran historia" distante de sus pertinances fijaciones. Este primer impulso tendrá que devenir en lo que se ha llamado work in progress -- trabajo en proceso--, que apunta a la creación de un sistema literario (si es posible, unico) ya en la madurez de la escritura. Esto implica que las obsesiones van cediendo hacia una metamorfosis que deriva hacia la diversidad temática, de registros y, muchas veces, hasta estilística, tal el caso de Ítalo Calvino o del mismo Borges, tan obsesivo, o nada menos que Fernando Pessoa, ejemplo extremo.
Si Kakfa se hubiera quedado escribiendo literatura al estilo de Un viaje a América, o Joyce novelas a la manera del Retrato del artista adolescente, no tendríamos un El castillo ni un Ulises. Las novelas de juventud de ambos resolvieron obsesiones que rondaban su mentalidad imberbe, pero les fueron útiles para entrar en el work in progress que los llevaría a la creación de un sistema. Podríamos mencionar otros casos, como el de Federico García Lorca, José Revueltas o Robert Musil.
Precisamente, este último escritor propuso el derrotero de l que caracterizaría la búsqueda del novelista de este nuevo siglo: necesitaría captar el espíritu de la época y escribir desde las consecuencias colmadas del mundo. Estas ideas, sin duda, tenderían a sacar a los escritores fuera de sí, a aabandonar sus obsesiones, el regodeo en sus vidas personales, el a veces obsceno streep tease que muchos practican, actualmente más marcado en los poetas.

Estar enterados
Las sugerencias de Musil implicaban que, para el escritor, no bastaba su propia interioridad, sino que debía hundirse en la investigación creadora de saber e intuir en qué momento de despliegue se encontraba la humanidad, lo que implica estar enterado no sólo de los avances de la pripia literatura mundial, sino también de la ciencia, el diseño industrial, la política, la filosofía, el diseño del vestido y el zapato, los muebles y los viajes fuera de la estratófera, etcétera; es decir que el escribano debía salir de sí para entregar una obra en la que el magma de la literatura no sólo hiciera un registro de la actualidad en el momento de emprender su novelar, sino que al transitar su escritura sobre el borde de las consecuencias colmadas también atrajera sentidos aún por nacer, una porción de futuro al que apuntan tales consecuencias.
De este modo, hemos tenido libros como ¡Absalom, Absalom!, de Wiliam Faulkner, 1984, de Orwell, Rayuela, de Cortázar, Los siete locos, de Roberto Arlt, Winsburg, Ohio, de Sherwood Anderson, La región más transparente, de Fuentes, y desde luego, Pedro Páramo, de Rulfo, además de El castillo ya mencionado.
Es evidente que es mucho más fácil escribir toda la vida sobre mis obsesiones, poniéndoles cada vez una nueva cara, pero arriesgarse a lanzar el anzuelo de la escritura hacia las aguas turbias de un "espíritu de la época" que es opaco, invisible, insondable, innombrable (o sólo nombrable si va bien la pesca), casi inatrapable,es un reto que va implícito en la ética de cualquier escritor actual. Esto implica, claro está, el riesgo del fracaso, como le ha sucedido a muchas novelas. Podríamos llamarla la escritura del vértigo porque el escritor se lanza hacia una zona totalmente oscura que ya no es su niebla, sino el abismo. Si su obsesión es este arriesgue (que implica una indagación de toda la vida y la aceptación de una transformación interior como resultado de ir hasta las consecuencias colmadas, abandonado al adolescte recalcitrante), bienvenida la obsesión.
Contrastes
Esto no descalifica, desde luego, las excepcicones en las que los escritores, a través de sus insistencias monotemáticas, y de bordar desde sus obsesiones, no entreguen novelas de gran importancia, como El general en su labertinto, de García Márquez, Congreso de Futurología, de Stanislav Lem, o casi toda la cuentística de Felisberto Hernández, pero la diarrea obsesivo protonazi con la que nos embarramos al revisar algunas obras de Roberto Bolaño, como su no vela Los detectives salvajes, aunque la elogie Susan Sontag, es un tanto vergonzante.

*texto publicado en Día Siete
28 febrero, 2010.

domingo, 28 de febrero de 2010

Será cierto que la cotidianidad es la prueba de fuego (o la pasas o no hay historia). La nuestra es una historia añeja de cotidianidades diarias. De rituales. De secretos compartidos. De guiños. De complicidades.

Ayer se fue a Uxmal y no dejó de pensar en ella. Una gripe producto del estrés. Sus dudas alrededor del viaje. Es sólo un fin de semana. Te va ir bien como siempre, ya verás, le dije antes de bajar de su auto.

Leí su texto, un adelanto de la crónica que se publicará mañana. La orquesta dará un concierto: la noche de los mayas. Es la pieza perfecta para una ciudad construida tres veces, eso significa Uxmal, también lo que está por venir. El futuro. Mirar el cielo y escuchar música es una invocación a los dioses, es eso, le dijé.
Sí, ya lo sé, pero el texto ¿funciona?, ¿tiene color?, ¿es atractivo?
Contesté sus dudas puntualmente. La observé con ternura durante el trayecto de la oficina a la casa.
Creo que tengo fiebre, ¡Tócame la frente?, ¡anda!
Acerqué mi mano a su rostro, a su piel suave y tibia, acerqué mis labios a su frente. Hubo un largo silencio, después la luz verde indicaba que debíamos continuar nuestro rumbo. Mañana me contará de sus andares por las calazadas de piedras blancas. Cruzará el tiempo. Y yo estaré con ella.

miércoles, 24 de febrero de 2010

"Writing as a form of prayer"
Franz Kafka

martes, 23 de febrero de 2010

Y sucedió.
Y corrí y grité.
Y nadie estaba ahí.
*
Ella me tocó el hombro derecho y se disculpó. Esa es la imagen.
*
Él entró al salón y todos permanecimos en silencio. Nos observó por segundos y dijo: abran las ventanas. El sofoco. Esa es la imagen.
*
¿Quién es el sujeto del derecho?, ¿Cuál es el paradigma? miré la pizarra luego la ventana the wall, the wall

desperté!
¿Y sucedió?!
otra vez los puentes
Y corrí (corrí, corrí)
La imagen, su imagen dimensionada se fragmento en el aire.
Y grité.
Nadie estaba ahí.
*
me soñé huyendo/cruzando esos puentes
una ciudad ruinas polvo cenizas blancas
*
Ella dijo que venía del Palacio Legislativo
el debate, la homologación de las leyes para los estados
conocen a los senadores, a sus diputados preguntó.
entonces otra vez el silencio
*
me soñé huyendo/cruzando esos puentes
una ciudad ruinas polvo cenizas negras
*
la ventana
*
the wall, the wall

viernes, 12 de febrero de 2010

Esther Seligson
José Ramón Enríquez

Era difícil Esther Seligson. Entrañable pero difícil. Estaba tan acostumbrada a la ignorancia de los jóvenes cuanto dispuesta a vencerla con su palabra, pero no soportaba la necedad ni esa petulancia de quien se siente exento de obligaciones en el terreno de la cultura. Su poesía, sus ensayos, su conversación toda exigían atención e inteligencia. Si para Cioran "un libro debe ser un peligro", para Esther traducir al pensador rumano fue una aventura espiritual de tiempo completo.
Sus investigaciones sobre la Kabbalah no eran el escarceo de una dilatante sino la entrega profunda de quien busca la Totalidad. Puedo afirmar sin miedo a equivocarme que Esther Seligson era una mística con todo lo que la palabra misticismo supone y exige. Hablé con ella suficientemente de Dios como para saberlo y viví cerca de ella momentos de dolor tan profundo y reacción tan genuina como para testificarlo. Alejada de las ortodoxias que se vuelven totalitarias e hipócritas, sabía de la fe y vivía rostro a rostro con la misma Presencia en la que ahora se encuentra idéntica y sonriente.
Nos entendíamos bien desde mi fe y la suya. La honestidad y la apuesta por vivir lo que la Vida tiene de inefable superan cualquier frontera teológica, y demuestran que la teoría no es más que la expresión en el lenguaje de una experiencia que lo trasciende todo.
Pícara, carnal, táctil y dulce, para ella el ser humano precisaba de un abrazo de un otro, y mucho de la catástrofe que vivimos, indiviudal y colectivamente, se debe a esa carencia de una otredad que nos dé su ternura.
No soportaba la prostitución en el arte, sobre todo en el teatro, que era su pasión, y no perdonaba la superficialidad que llena los escenarios. En El teatro, festín , al ir formulando preguntas fue enumerando los linderos múltiples del teatro para después definirlo:
"El teatro es ¿eterna búsqueda del misterio de la condición humana?, ¿incansable enfrentar los designios de los dioses?, ¿confrontación de modelos culturales y sociales para romper con ellos, perpetuarlos, rescatarlos?, ¿espejos de una identidad, ¿expresión de los dominios invisibles del hombre? Como la vida, la esencia del teatro es inapresable, un camino siempre virgen, un encuentro siempre terrible y salvaje con lo divino, porque divino es todo acto creador".
Es decir, Esther veía en el teatro un camino para la santidad y así lo explicaba al hablar de Grotowski: "Se trata de una santidad laica, así como de un teatro que tiende a la sacralidad sin ser necesariamente religioso". Por eso del actor esperaba tanto y por eso fue fundadora y maestra apasionada del Centro Universitario de Teatro de la UNAM. También por eso los chavos del CUT están desolados. Han perdido a quien creía en ellos y les exigía:
"El actor "santo" no se entrega al mejor postor; no se exhibe, no es autocomplaciente ni narcisista, no acumula trucos ni recetas para actuar, sino que trata de eliminar los obstáculos que su cuerpo opone al desarrollo y a la manifestación de su vida interior, de sus procesos psíquicos; no se conforma con la maestría adquirida sino que está siempre dispuesto a ir tras nuevas posibilidades, a empezar".
Entiendo la desolación de quienes se han quedado sin ella, pero no la comparto. Al igual que cuando hablamos sobre Adrián me dijo, sin retórica, que los dos sabíamos que él no se había ido, y tenía razón, así puedo yo decir a mis posibles lectores, sin retórica alguna, que Esther no se ha ido, y tengo razón.


*texto publicado en la columna: Pánico escenico, Reforma.

viernes, 5 de febrero de 2010


Una tarde de invierno en el Espacio Escultórico.

martes, 2 de febrero de 2010

María Candelaria
María Candelaria
María Candelaria
tres veces tu nombre
(aunque tu nombre sea otro)
¡Feliz cumpleaños!
Especialidad en Derechos Humanos
Facultad de Derecho, UNAM
tercer semestre
¡hoy inicia!

martes, 26 de enero de 2010

La blogsívela, como otros tantos trabajos meta-narrativos, muestra el revés; se hace, de hecho, de ese revés, en ese revés. Con salidas falsas, con principios repetitivos, con capítulos que no llevan a ningún lado, con finales que se desdicen, la blogsívela se quiere tartamuda, imperfecta, inacabada, en-proceso-perpetuo. A eso yo le llamo la escritura errante, la que erra y yerra, el lado más vulnerable de los "lenguajes literarios" que le abre la puerta a la heteroglosia, ese temido, y no por eso menos anhelado, extraño."

Cristina Rivera-Garza
No hay tal lugar

viernes, 22 de enero de 2010

Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores. Uno es una suma mermada por infinitas restas.

Sergio Pitol
El arte de la fuga

lunes, 18 de enero de 2010

Piscis

Hay un tiempo para cada cosa: un tiempo para sembrar, otro para recoger; uno para reír, otro para llorar. Por el momento, atesora la confianza o fe en este tiempo de espera o esperanza. Hay que mantener la calma cuando el mundo está en caos.
Ella me interroga sobre la impresión de las historias que recién ha escrito y me ha enviado por mail. Aún no sé qué responderle. Me siento sorprendida. Muy sorprendida. Las he leído más de tres veces y la sorpresa es la constante. Eso mismo me hace pensar que los vínculos con las mujeres de mi vida tienen un fondo literario. A Azucena, la conocí en una serie de charlas que Margarita Peña ofreció en el Antiguo Colegio de San Ildefonso; Marcela era compañera de clases de Azucena y se convirtió en el personaje central de mis primeros cuentos publicados en la UNAM. Marcela y Azucena; Azucena y Marcela fueron una constante literaria en esos años tormentosos. La Literatura siempre nos sacó a flote cuando el barco amoroso se hundía. Percival el otro gran cómplice. El Poeta también deambuló conmigo en tantas páginas no escritas como aquella noche de septiembre, cuando Sabines dio su último recital en la Nezahualcóyotl. Los Amorosos.

Ella, la ex-esposa del escritor, la amante del poeta-pintor me interroga sobre sus escritos y sé que en su próxima entrega apareceremos Percival y yo. Ella será la narradora-omnisciente que todo lo sabe y todo lo ve. Ella se meterá en mi cabeza como se metió en nuestra piel. Acabará con él. Lo destruirá.

El final. "No quiero que termine" me repito mientras sigo leyendo. Y sé que me convertiré en un personaje mudo si logro sobrevivir. Seré su personaje testigo porque eso soy. Su testigo.

jueves, 14 de enero de 2010


Leonardo y yo trabajamos en sus números y letras en la mesa del comedor.
-¿Te puedo contar un cuento?
-Claro, hijo dime.
-Es sobre las letras. Existe en una isla muy remota una escuela donde entrenan al abecedario. Todas las letras van marchando hacia la plataforma de los lápices, pero en el camino tienen que cruzar un puente y la letra pequeña i se cae al agua, debajo del puente donde corre un río. La letra mayor T representa a la maestra es Teacher. Inmediatamente, le pide a todas las demás letras pequeñas que ayuden a i a salir del agua. Entonces todas trabajan en equipo y sacan a i del agua. La T les pide que se formen en orden alfábetico. Notan que a letra i le falta algo. Mami, ¿Qué crees que le falte a la letra i?
-¿Secarse?
-No mami, ya está seca?
-¿Formarse en orden alfabético?
-¡No!, ma'. La letra i está en su lugar, entre la h y la j. Ay mami! Le falta el puntito! Fíjate que lo perdió cuando cayó al río.


Cuarto sueño: abecedario
abril 2004
Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.

lunes, 4 de enero de 2010

Tobías se sintió perdido: había sido llamado a ver cosas, a oír voces, a encontrar donde otros apenas estaban buscando.
Aquel día, sentado en el banco, decidió esperar. Y así, esperando, se quedó dormido. Y tuvo un sueño: soñó que alguien venía y le asestaba un golpe. Era La Suerte.
Y despertó de malas, sin entender el sentido de tanta violencia.

El paraíso que fuimos (2002)
Rosa Beltrán

domingo, 3 de enero de 2010

Si existe un ejemplo luminoso de simbiosis entre derecho y literatura, ese es el de Montesquieu, cuyo Del espíritu de las leyes (1748), con su división de teoría de poderes, se encuentra en la base de toda democracia liberal y cuyas Cartas persas (1721) concilian el máximo de relativismo ético, de diálogo partidario con las otras culturas y con las diversidades, con un quantum de irrenuciable universalismo ético, con la fe inconclusa en pocos valores no negociables, fundamento de toda humanidad y de toda sociedad civil. Una posición observa Todorov, hoy más que nunca válida y necesaria ante la globalización, que acrecienta la necesidad de la confrontación abierta con otros sistemas de valores (éticos y jurídicos) y la necesidad de establecer fronteras ya no discutibles (por ejemplo, la igualdad de los derechos independientemente de la identidad étnica o sexual).

Claudio Magris
Literatura y derecho ante la ley
Sexto piso
La antropología no tuvo continuidad sino hasta el Renacimiento, porque la Edad Media europea se sujetó a los preceptos teóricos cristianos y eludió toda formalización científica, explicando que los aconteceres eran simplemente voluntad de dios; sin embargo desarrolló las ciencias exactas en corta medida y comenzó la sistematización de la geografía y algunos otros campos del conocimiento que no atentaban contra las tesis católicas (...). Es entonces, en el Renacimiento cuando la antropología como tal empezó a abrirse camino con mucha lentitud. El término "anthropolegion" fue utilizado por primera vez en Leipzig, en 1501, por Magnus Hundt, en una obra sobre historia de la naturaleza humana que dividió en dos partes: el espíritu y la anatomía.

Ideas introductorias,
Antropología
Beatriz Barba de Piña Chan
en Ciencia (Revista de la Academia Mexicana de las Ciencias)
La misión de las estrellas es fijar algunos sueños.

Esto que ves es un rostro
Lolita Bosch
A contratiempo
Clara sonríe en cuanto ve llegar a Rosaura al restaurante en donde han quedado de verse. Rosaura reconoce la mirada de Clara apreciándola, admirándola casi morbosamente cuando ella se acerca a saludarla. Ambas se sientan a la mesa mientras un mesero sirve un poco de Merlot en copas de vino. Inmediatamente Rosaura abre su computadora portátil y va al grano. Hoy no hay preámbulos ni coqueteos; hoy es una cuestión estricta trabajo y nada más. Clara no tarda en elogiar los planes de Rosaura, y en reconocer la eficacia de su trabajo. Sorpresivamente, Clara decide acariciar el rostro de Rosaura, como parte de los halagos al proyecto. Pero, Rosaura rechaza el gesto con sutileza. Clara pregunta sobre esto y aquello como si nada hubiera ocurrido. Luego aspira una bocanada de aire muy cerca de Rosaura, y emite un suspiro ruidoso.
-¿Pero qué olor a paraíso es ese, será la eternidad? –pregunta Clara inclinándose cerca de los labios de Rosaura. Ella dirige su mirada muy lentamente de los labios de Clara a sus ojos café. Rosaura tiene los labios en forma de corazón, y sabe que sus labios poseen cualidades de atracción mitológicas, o por lo menos eso le han dicho. Basándose en esta información, se los ofrece coquetamente a Clara, y en el momento en que ésta está a punto de morder el anzuelo, los retira.
-Sí, Clara. “Eternidad” es el nombre de mi perfume –dice con una sonrisa socarrona. ¿Cómo supiste?
L

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Vivo en Amsterdam 62. Bis.