Newmarket, On. 22 de marzo de 2003
Querida Susie,
Antes que nada: ¡Feliz Cumple! ¿Qué hiciste? ¿Estuviste contenta, reflexiva, cabilante? Espero de verdad que haya sido un día agradable para ti.
Por tercera vez he cambiado de compañía. Durante nueve meses de mi estancia aquí han habido una serie de cambios que van desde los laborales hasta consideraciones sentimentales. Creo que incluso mi personalidad ha cambiado para bien.
Leonardo también ha cambiado. Su rebeldía y desobediencia; todo ese enojo parece un vago recuerdo de la separación que tuvimos. Leonardo se ha convertido en una niño tranquilo, satisfecho consigo mismo y con su entorno. La escuela, sus amigos, su mamá, su hogar. Es un niño obediente, inteligente y sumamente sensible. Sus habilidades sociales han mejorado mucho y se desenvuelve con modales y confianza tanto en la escuela como en la casa.
Pasamos las tardes juntos, jugamos, estudiamos, platicamos y vemos TV. Leo es un gran compañero y un gran hijo. Su presencia me ha dado una enorme perspectiva en mi propia vida. He pensado mucho sobre ese tema.
Cuando Leo se va a dormir, después de su baño en tina, leemos juntos algunos cuentos de Winnie Pooh o de Angelmouse. Luego voy a la cocina, prendo un cigarrillo y preparo una taza de té. Entonces me siento a pensar. Han sido cinco meses desde que Leo llegó. Al principio no sabía qué hacer. ¡Ay Susie! Estaba tan asustada, pues no sabía como ayudarlo. Leo estaba tan desorientado, tan enojado, tan grosero, tan agresivo; que francamente no sabía ni por dónde comenzar. Poco a poco llegamos a mutuos acuerdos, a establecer límites. Creo que su mente y su corazón han entendido que mami no lo abandonó. Su compartamiento empezó a cambiar, casi imperceptible, al principio. Gradualmente se dieron cambios en nuestra comunicación. Y ahora la paz por fin se hace tangible en nuestro hogar. La prueba es la falta de agresividad en su convivir cotidiano. No tienes idea de la culpa. Una culpabilidad insoportable, desde que salí de México, cuando llegué aquí, y aún después de recibir a Leo. Me ha costado mucho perdonarme. Ahora me siento libre de esa emoción y veo las cosas diferentes. No sabes lo satisfecha que me siento con respecto a la relación con mi hijo y también de todos los progresos que estamos haciendo juntos en este país. Los dos extrañamos México: nuestra familia, nuestros amigos, a ti, por supuesto; el clima, la comida. Sin embargo, hay muchas cosas de este país que nos gustan: a Leo le encanta la nieve, y ya tiene nuevos amigos y amigas.
Yo también he hecho nuevas amistades. En el área sentimental no han habido nuevos amores. He salido con algunas personas.
Por último, una amiga me propuso que conociera a un amigo de ella y de su esposo. Fue una cita a ciegas con William L, un escocés que ha trabajado en una librería. Es un tipo decente, que busca establecer una familia, tener hijos y el sueño de la familia feliz. Esta, parece ser una relación a largo plazo.
Y ¿tú, amiga? No sabes cómo te extraño. Te mando muchos abrazos y prometo seguir en contacto.
pd te mando una foto en donde Leo y yo estamos en la Torre Nacional Canadiense.
Ah! Mil gracias por tus cartas. Me llena tanto leerte. Estoy orgullosa de ti y de todos tus proyectos. Tu poema "Posdata" me hizo llorar, llorar y llorar. Me hiciste muy feliz. Te quiero.
L
*Años Luz. Veintiséis cartas y un largo poema de amor.
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