Decisión. Esa fue la primera palabra que pronuncié al pensar en ella. No la veré. Sé que regresó para finiquitar los asuntos pendientes del pasado. Del presente. Un puñado de amores entre la Ciudad de México, Cuernavaca y Acapulco. Una herencia monetaria. Vendió todo. Los muebles. Los libros. La casa. La casa donde nació. La casa donde también se casó. La casa con piscina rodeada de un bello jardín, árboles frutales, el canto de pájaros. La casa donde solía pasar semana santa con ella y su mamá. La casa donde estuvimos juntas mirando a Leo nadar. ¿Pensábamos en el futuro? El futuro. Lo vendió todo. Incluyó también la última llamada, el celular. También lo vendí. No escuché tu mensaje.Ya no hay nada. "Nada" escribió.
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