martes, 30 de septiembre de 2008

Aquí debería estar tu nombre

XV
Sólo los insomnes copulan con la noche. Con
su sexo embravecido tañen nubes y fantasmas.
Resucitan la lujuria de los astros con el néctar
de su lengua, gimen soledades: soledumbre.
En la arena de sus ojos cada uno lee el infierno,
la ceniza, la matriz. Incurable la tristeza. Vio-
lento desrecuerdo. Sólo así eyaculan la noctur-
nidad: blancas lágrimas de polvo, de penoso
verbo, lágrimas de lirio, delirio.

Son las noches insomnes y sus plegarias las que acompañan mi camino. Tu recuerdo. Recibe estos versos que nos siendo míos, son tan nuestros como el silencio. Las voces, Sí, nombrarte es sucumbir ante el desvelo. Murmurar (te) es una caricia que se desvanece como humo en la piel.

Mis ojos: pájaros sonámbulos bajo una lluvia triste.
Las voces. Las voces.

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