Ah! querido Santiago, mira que si nos leemos! Me sentí sorprendida de estar conversando con mi madre acerca de ti. En alguna ocasión te compré una plantita, la pensé en tu depto. pero por alguna razón la dejé en casa de mamá. Y la plantita ha dado ya sus flores. Cada vez que mi madre y yo caminamos juntas por el corredor de la casa, repasamos los árboles: chabacano, durazno, capulín. Luego miramos las flores: geranios, alcatraces, rosas. Mamá sembró tu planta y está floreciendo. Mi madre la muestra con gran orgullo, dice que es mía. Le dije que esa plantita te pertenece. Creo que se sorprendió mucho porque raras veces, le habló de algún amigo, es decir, de algún hombre. Ah querido Alex Santiago estás en mi casa, es decir, en mi corazón.
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