miércoles, 29 de octubre de 2008

XVI
Dicen que el suicida es un cobarde. No. El
suicida es el orfebre de la noche, un insom-
ne antiguo, delirante, el más bello antropófa-
go del mundo. Sí, sólo aquel que repta con el
alma hinchada de hipotermia sabe que se eva-
poraron las promesas, que en sus fauces ya no
hay nada, ni siquiera un resto de saliva para
decir adiós. Aquí, sólo arcángeles famélicos
atestiguan el silencio, llevan una cuerda atada
al cuello, y sus ojos son dos úlceras que san-
gran. Todos están solos, desiertos, pestilentes:
los hombres, los ángeles, los niños y hasta los
muertos. Todos los locos y alienados por el frío, por
el hambre, por la más letal desgana de existir.

No hay comentarios:

Archivo del blog

Datos personales

Mi foto
Vivo en Amsterdam 62. Bis.