lunes, 30 de noviembre de 2009

Papá estoy segura que este texto te hubiera gustado escucharlo hoy, como la poesía de Irma Pineda. Lo leeré esta noche para ti. Y recordaré tu rostro y tus ojos y tu voz. Tu dureza. Gracias a ti sé leer. Tú me enseñaste el abecedario a golpes. La vida está hecha de eso lo recuerdo.

http://www.bibliojuridica.org/libros/6/2727/11.pdf


tu hija está hecha de aire y melancolía.
Susana lii bia 'ne bi.

viernes, 27 de noviembre de 2009

The first time I cried for my lover, I cried for a vision that vanished exactly at the precise moment I saw it. I cried for a terrible realization seen in a fraction of a second window. I cried all afternoon, all evening, all night, next morning long until my eyes went puffy and swollen. I cried.

(...)

In St. Paul Chrysostom Church, I start to tear off this rosary of puns that my lover writes, my lover, flesh of my flesh, the autumn’ leafs flying around him, blood of my blood, tickling his cheeks, and long beard, my lover, entwining themselves with kisses and hugs and the desire that this never ends.

I’m just an immigrant articulating the words of love in a second language. No. I lie. In reality, these are the words of my lover. They are the product of those nights without sleep, of his frightened and peaceful love, of his purple ink.

Again in St. Paul Chrysostom Church, I pray: Protect him Virgin of the Remedies, Our Lady of Guadalupe, bless this memory, and grant me this love, Sacred Heart of mine: Summoning, demands, apparitions, miracles. My Lover. Only miracles, sudden like lightening in a rainless and windless evening, gentle like a raspberry’ field, dazzling like sun flowers that swing naked at the wind’s compass, ample like the immaculate ocean where my lover and I travel together, all alone, in dreams.

Alignment possesses beauty. Is the same beauty that forms up the ethereal air: everything here, revealed at the moment, without dark depths or ancestral hells. Everything here is what my lover writes about.

Sigo leyendo su historia y no puedo evitar mis propias lágrimas. Dice que este cuento lo inspiró La alientanción también tiene su belleza. Su Historia Real y Verdadera a través de un recuadro: Ella aparece en el aeropuerto de la facultad de filosofía y letras, sus arribos. Los viajes. El Espacio Escultórico. Dice que no podría vivir aquí. México. No es el país ni la cultura. Aquí. En Toronto la comunidad gay es respetada. No sé cómo podría manejarlo con la gente que tú conoces y me conoce. Ni juntas ni por separado. Sólo importa su hijo pienso. Pero, también recuerdo su concepto de libertad. Y recuerdo al escritor, al esposo enamorado de una Lolita, su alumna del Marymount. La niña bien de Cuerna. La católica. Su divorcio. El Italiano. La cancelación de su segunda boda. Elnacimiento de Leo. Ella dice que me piensa todos los días. Que está escribiendo la historia de los Siglos de Oro. Que quisiera vivir conmigo porque yo si la entiendo. Cada vez que pelea Michael, dice que es absurdo discutir así. Él no me conoce. No sabe con quién se casó. Vivir con él. Qué fastidio. Tú deberías vivir conmigo. Tú si me conoces. Y entonces recuerdo la lista interminable de sus amoríos. Antes y después. Del viaje. Su libertad sexual. Su tótem. Ese Dragón quemándome las entrañas con su lengua. Ella es Fuego. Incendia. Le digo que le temo (a ese fuego encendido que provoca a su paso). A las cenizas. A la Nada. Su amante es un poeta-pintor. El Mago. Ella quiere que lo conozca. (Y yo que desaparezca). Tiene un barco. Ella llora por él y yo por ella. Ella no regresará. Y yo la espero. La espero.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Hoy recibí un "Cuaderno de notas" finamente empastado en negro y en la portada una imagen sugerente: una imprenta. Además de una serie de libros recién editados: antologías de cuentos eslovenos, canadienses, mexicanos. Me hace tan feliz mirar estos nuevos títulos. Así que de inmediato empecé a hojear su contenido, sus portadas, sus índices. Aquí algunas notas de las notas:

Amo las limitaciones porque son la causa de la inspiración. (Susan Sontag)
Leer es el único acto soberano que nos queda. (Antonio Muñoz Molina)
Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres. (Heinrich Heine)
Tenga cuidado con la lectura de libros sobre la salud. Podría morir a causa de un error de imprenta. (Mark Twain)
La literatura no es más que un sueño dirigido. (Jorge Luis Borges)
El pensamiento vuela y las palabras van a pie. He aquí el drama de un escritor. (Julien Green)
No es que el poeta busque la soledad, es que la encuentra. (Rosario Castellanos).

Estos tres últimos son la Neta Absoluta: la Literatura no es más que un sueño dirigido. Yo siempre sueño con ella, entonces Ella Es Literatura. Rosa.
El pensamiento vuela y las palabras van a pie. He aquí el drama de un escritor.
Y yo con vértigo todo el tiempo. El piso se mueve, gira y gira y gira.
No es que el poeta busque la soledad, es que la encuentra. Así es y en estos días fríos más. Aquí está mi Yo apunto de escribir. El pensamiento vuela y yo trato de alcanzar mi Nube.

La primera nota en este cuaderno es la promesa (es esta la palabra que surgió "promesa"). La palabra dada dicen.

Alguien me interrumpe y le digo que tengo libros nuevos. Alguien se acerca y le digo que estoy hojeando este cuaderno. Alguien me dice: Rosa te ha de querer mucho. Y sonrío. Yo también la quiero. Y pienso entonces en otra nota:

Hay metáforas que son más reales que la gente que anda por la calle. (Fernando Pessoa).

Sí, hay metáforas que son más reales que todos los libros juntos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Escepticismo ético

Consiste en la creencia de que no existen métodos racionales para determinar la validez de juicios valorativos o morales, y en consecuencia se ven obligados a concluir que no hay, en última instancia mejores argumentos para defender la concepción que propicia libertad necesaria para el ejercicio de la razón que para defender concepciones adversas a ese ejercicio.

Carlos Santiago Nino

lunes, 2 de noviembre de 2009

Hace días que un ligero mareo me hace recordar el principio de mi vértigo. La cita primera. Instalarse en el corazón de la Universidad. Cruzar su campus. Mirar de reojo sus murales. Caminar a paso lento por las islas. Todo pasó con ese sobresalto placentero en el pecho. La respiración agitada. Pero, ella no debía notarlo. Y justo, cuando pasábamos frente al Jus Semper Loquitur, comencé a sentirme ligera: el empedrado volcánico a mis pies empezó a deslizarse con suavidad, hasta que sentí una gran sacudida giratoria. Ese momento fue angustioso. Al principio pensé que se trataba de un terremoto. Mis ojos se clavaron en la gente. Sus movimientos. Sus rostros. Pero, nada. No había ninguna señal que indicara que algo en el exterior estuviera fuera de lo normal. Entonces esta súbita oleada de sangre en mi cabeza. Este trastorno. Mi vértigo tenía un rostro propio: la hoster de la Azul y Oro. La joven a quien solía contemplar desde mi oficina. Era como tener un pájarito en una enorme cristalera. Su silueta perfecta de una lado a otro. A punto de volar. Ella siempre supo que yo la observaba. También conocía mis horarios. Un día le dibujé un corazón en la ventana y le arrojé un poema: la hoja. A la mañana siguiente, me armé de valor, le propuse salir. Entonces me preguntó si tenía auto. Antes de que le diera mi respuesta, dijo que la esperara, que ese mismo día iríamos a dónde yo quisiera. Era esa sensación de felicidad desbordada, lo recordé. Acerqué mi cuerpo al de ella y la tomé del brazo. Ella también estaba nerviosa; nos detuvimos para comprar cigarros. Seguimos por Copilco y nos quedamos solas en un jardín público. Lo demás fue parte del torbellino amoroso. Ahora, cada vez que siento este mareo, me relaja pensar que alguna vez estuve enamorada. Tan enamorada.

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Vivo en Amsterdam 62. Bis.