miércoles, 10 de diciembre de 2008

dos miradas que se cruzan
una esquina: amsterdam y michoacán
una mañana fría
cuento los billetes mentalmente mientras ella paga la cuenta
las dos estamos literalmente frente a una caja que registra códigos

dos miradas que se cruzan
/en un instante
somos personajes de un pasado común
en un instante/
nos reconocemos: ella-psicoanalista, yo-su alumna
/en un instante
freud lacan silvia plath regresan
Daddy

Dalí, Mary Shelley, Frankinstein

If I've killed one man, I've killed two--
The vampire who said he was you
And drank my blood for a year,
Seven years, if you want to know.
Daddy, you can lie back now.

quince años después regresa su mirada
entonces cuento la historia y respiro

la psicoanalista argentina de origen italiano
la psicoanalista argentina-mexicana brillantísima
la psicoanalista lacaniana también pedagoga

la alumna que leía todo y más
la alumna que la seguía después de clase (sin que hubiera una sola palabra entre la dos)
la alumna que hablaba de ella en su terapia
la alumna que solía ser en su clase, silenciosa
la alumna que la miraba y admiraba su inteligencia
la alumna que admiraba la precisión de su lenguaje. La profundidad de su mirada
la alumna que podía reconocer su caminar firme y elegante entre los alumnos del aeropuerto
la alumna que la seguía como se persigue a la luz

la psicoanalista lacaniana se piró, literalmente, se marchó. En ese mundo suyo. Nadie, ni sus hijos pudieron seguirla. La acompañaron en su mutismo. En casa. En Su Casa. Ella sólo quería un pincel. Dibujó, pintó su universo. Ese que ella misma describía con lujo de detalles. Los psicóticos suelen ser perseguidos por demonios. Entonces Hölderling con sus luminosos aires celestiales se elevó junto a ella. Le dictó cartas para Diótima. Caminaron. Meses. Años. Ella regresó. Y en ese tránsito, una mañana la distinguí cruzando fronteras. Atravezaba Insursugentes de manera mecánica. Laberíntica. Su dirección. La Creación. Ha regresado. Está de vuelta. Viva. Lo vi en su mirada. En ese instante (que me devolvió su luz) del mutuo reconocimiento. Entonces cuento la historia. Respiro.

martes, 9 de diciembre de 2008

22 semanas
22 semanas tiene de gestación. Será Niña. Los miré juntos a los tres. Tan jóvenes. Tan envidiablemente amorosos. Ahí juntos los tres mirando el cielo. Tres y medio. Casi cuatro. Amorosos.
Poesía. Trabajos escolares. Amigos. Infidelidad. Sexo. Todo ello sobre la hierba, las hormigas y los grillos. Mi vértigo se fue atenuando. Lento. Ucrania. Austria. Canadá. EU. Una larga lista de temas fronterizos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

El deseo erótico queda en la biografía de todo sujeto fijado a determinados tipos de objeto, fijación del deseo que será constituyente esencial de su ser, de igual manera la modalidad que adopte el deseo de reconocimiento pasará a constituir una característica específica del sujeto. Verdadero anclaje del deseo que al adquirir el papel de una estructura intrapsíquica regula la captación del otro y su relación con éste.

El anhelo de ser un yo ideal existe en todo sujeto, pero en lo que se varía es en la medida en que ese anhelo domina la vida mental. Con el deseo de ser un yo ideal sucede igual que con el deseo erótico: no hay nadie que escape de él, pero el grado de fijación, la modalidad del vínculo, el nivel de represión, el de sublimación cambian de un sujeto a otro.

Verdadera experiencia del placer narcisista que, al igual que la experiencia de satisfacción de la necesidad, constituirá un punto de fijación, una memoria que atraerá constantemente el deseo de repetición.

(continuará...)

jueves, 4 de diciembre de 2008

"Te gustan las mujeres frívolas" tenía en mente esa frase mientras me acercaba al Instituto. Me gustan las mujeres es cierto. Frívolas. No lo sé. Cuando llegué ella estaba ahí en su oficina; revisaba papeles frente un archivero. Me detuve unos segundos antes de tocar la puerta. La observé a través del cristal. Vestía un fino traje sastre de lana. Negro. Ajustado. Su silueta a lo lejos siempre me ha atraído. Me gusta mirarla. Me atrae su elegancia. Su femeneidad. Ella se percató de mi mirada. Entonces abrió la puerta y me abrazó con un entusiasmo fervoroso, el de dos personas que se reencuentran después de una larga ausencia. Un largo después. Después acercó sus labios a mi oído y susurrante dijo si hubieras venido ayer, me hubieras visto con el collar de semillas. A todo el mundo le gustó tu regalo. Y a ti, también, verdad. Le contesté. A propósito de regalos, vengo a cambiar la fecha de nuestro desayuno. Me iré antes. Podríamos comer aquí mismo en tu oficina. Ella se rehusó al principio. Luego me preguntó por el día. Martes. Ella movió la cabeza de un lado a otro. El martes tengo sesión. Sesión de qué, la interrogué. Depilación.
Depilación. Te podrá parecer una frívolidad, pero no lo es. Me depilaré las piernas. Y algo más. Permanecí en silencio mientras ella guardaba papeles en el cajón izquierdo de su escritorio. Es metódica. Hay un orden horizontal en el arreglo de sus objetos. En su ordenador. Nombres. Números. Fechas. Música.
Música beat. Mis manos invariablemente están en su cuerpo. Empiezo y termino por su cabellera. Negra. Sedosa. Encuentro cualquier pretexto para deslizar mis dedos por sus cabellos delgados. Para entretejerlos. Para acercar su mirada a la mía. Complaciente. Luego, ella espera a que mis manos bajen por su espalda. Toma mi mano. La levanta al aire. Gira como si bailaramos. Su cercanía me asfixia. Su cabello acaricia mi rostro. Ella ríe. Me depilaré el martes.
"Me gustan las mujeres frívolas". Salí de Jurídicas pensando en la fina vellosidad de sus piernas. En la depilación.

martes, 2 de diciembre de 2008

Un poeta é passato
attraverso l'oceano balenante
dell'atmosfera di pietra e d'acciaio
della cittá nocturna.

Lungo le strade rugghiano
infragendosi in scoppi
le forze inesorabili,
calmi fiumi di stelle
che impazziscono in gorghi.

Il poeta attraversa
tutto il cielo notturno
e ha gesti grande, come chi combatta.

Un uomo che cadesse tra le stelle
serrérebbe cosí
le mani dall'angoscia sulle tempia,
ratonando nel ritmo.

Negli aloni di luce
il poeta s'agguaglia nel delirio
agli uragani cosmici di forza
della cittá nocturna.
(17 dicembre 1928)

Cesare Pavese (1908-1950)

jueves, 27 de noviembre de 2008

Entonces la miré
antes la imagen de su rostro se perdió en un abrir y cerrar de mis ojos. Flash. Ella apareció y desapareció en un instante. Su imagen. Su imagen se clavó en un sueño del que sólo recuerdo la fugacidad. Las horas insomnes no existieron. Dormí.
Entonces la miré
el primer obsequio envuelto en papel de china morado: un collar de semillas.
el segundo obsequio un par de libros de Robert Louis Stevenson. En una fina edición. El papel que los cubría era una hoja blanquecina. Lisa.
Entonces la miré
tenía urgencia por encontrarla. De atrapar la luz. De cegarme.
Entonces la miré
ella sonrió. Sus brazos envolvieron mi cuerpo. La fugacidad regresó con sus horas inciertas.
Entonces desperté.

sábado, 15 de noviembre de 2008

En procesión avanzamos. Click. Click. Click. Alguien se detiene. Sonríe.
En procesión avanzamos. Click. Click. Click. Alguien se detiene. Y dice: yo quiero una con ustedes dos.
En procesión avanzamos. Click. Click. Click. Todos sonreímos. Entonces, Suni se acerca y me muestra el retrato. Me mira: esta es la mejor! Y dice:

"Tú vestida de hombre. Él de mujer".

No puedo contener la curiosidad. Y en efecto, observo la foto. Mi postura es demasiado formal a pesar de la sonrisa. Sobre mi cabeza su sombrero vaquero. Yo lo abrazo. Él amable sonríe. Él tiene bigote y barba. Viste mi capa de lana azul con imágenes de flores. Y en efecto, observo la foto, hay algo en él que lo hace femenino. Hay algo en mí que me hace masculina ¿La ropa? La ropa nos disfraza un poco. Es algo más. Y en efecto, pienso en lo performativo de nuestras acciones mientras la procesión avanza. Click. Click. Click. ¿Será un performance?

martes, 11 de noviembre de 2008

Desde tu partida
esta parte del cielo
está vacía de estrellas
de vez en cuando asoma una
si la miro parece brillar más
y pienso que tal vez allá
es la misma que tú miras

Xilase qui rié di' sicasi riè nisa guiigu'
La nostalgia no se marcha como el agua de los ríos
Irma Pineda

Ah leí estos versos e inevitablemente pensé en la señora Anderson, en su mirada azul. Todavía la extraño y estoy segura que ella también. Pensé en el frío, la lluvia... Todavía la extraño y no sé si este invierno le llame. Lo haré. Lo haré.

sábado, 8 de noviembre de 2008

hoy tenía ganas de leer en movimiento, es decir, en un auto. En fijar la vista en un texto mientras de reojo miraba a la ciudad
*
hoy tenía ganas de leer con la luz grisácea de la ciudad
*
hoy tenía ganas de leer ensimismada, sin ninguna interrupción: chapultepec-sátelite, satélite-y más, más allá
*
hoy tenía ganas de sepultar tu nombre
*
hoy tenía ganas de leer tu libro. Hoja tras hoja mientras el semáforo marcaba rojo, amarillo, verde
*
hoy tenía ganas de leer tu libro en movimiento, en la oscuridad de los años fantasmales de tu recuerdo: metro rosario
*
hoy tenía ganas de irme muy lejos contigo
*
hoy tenía ganas de cruzar la ciudad con tus letras, de inaugurar la cartografía defeña
de norte a sur
de oriente a poniente
*
hoy tenía ganas de leerte, de reconocerte en La verdad de mis amigos...
*
hoy tenía ganas de irme sin ti y contigo muy lejos. Muy lejos.
*
hoy ya terminó

viernes, 7 de noviembre de 2008

Dalia apareció ayer justo a la mitad de la clausura del seminario. Le pedí que se acercara a mí. Su rostro sin maquillaje, al natural. La mirada clara. Luminosa. Respiré. Suele aparecer en los momentos menos indicados, pero esta ocasión, de manera colectiva, era un día de fiesta. La conclusión de tres meses de reflexión sobre la diversidad cultural de los pueblos originarios del DF en un sitio de lo más conservador. Fue un triunfo. Al término de las felicitaciones y los buenos deseos entre los miembros del seminario, nosotras salímos del Instituto. Planeamos ir a la ópera. Sin embargo, el deseo de conversar nos ganó. Caminamos una y otra vez para quitarnos el frío. Compartimos un cigarro. Como compartimos una larga conversación sobre el silencio. Sobre el Ser. Cada que la percibo con esa lucidez me siento afortunada de ser su interlocutora. Del diálogo. De la argumentación. De la respuesta abierta. Del tiempo.

Nos metimos al carro y la charla siguió. De inmediato, sentí como todo daba vueltas a mi alrededor. Y no, no estaba temblando. Estábamos en CU, difícilmente se perciben los temblores. Respiré hondo. Era un episodio de mi vértigo giratorio. Me tranquilicé y la miré con cierto humor, recordé la primera vez que el piso se me movió así, caminaba al lado de La Griega, entonces creí estar enamorada. Y bueno, Dalia no es precisamente una mujer de la que me pudiera enamorar. Y me reí mucho. Mucho mientras ella seguía hablando.

Dalia es un ser tocado por la razón. Hay tanta rapidez en sus pensamientos. Es analítica. Y también es una mujer amorosa siempre dispuesta a dar algo de sí. Sé que me mira como una hija. Yo la miro como una mujer única. Inconfundiblemente border.

jueves, 6 de noviembre de 2008

¡Por fin!, por fin lo dijo: "Susy, es mi niña". Y lo dijo frente a todos y me tomó de la mano otra vez. Chale, ahora sí me sentí como una niña abrazada por su madre. Hoy me levanté tempras; quería estar antes de que ella llegara a la oficina, quería ser la primera en sonreírle. Soñé con ella. En mi sueño veo la amabilidad con que trata al Hombre Sin-Razón del CCU. Al hombre que suele desquiciar a los vigilantes justo en la entrada de la sala. El hombre del que todos huyen. El hombre de las afueras. Ambos están en el interior de la sala. Dialogan. Parece que la charla es amena. Ella fija la atención en el diálogo. Él tiene la vista extraviada e intenta mirarla de frente. Caminan juntos. Parece que es un gran tramo el que recorren, pero en realidad sólo se acercan a una puerta. La principal. Ella posee la llave. Es la única autorizada para abrirla. Entonces, introduce la llave con naturalidad. La puerta se abre y el hombre de la mirada extraviada sale. Desaparece. El sueño termina.

Sé, lo sé, "la enfermedad se ha ido". Sonreímos juntas. Se lo dije, le platiqué mi sueño mientras caminábamos rumbo al estacionamiento. "La enfermedad se ha ido". Lo sé. Lo sé.

martes, 4 de noviembre de 2008

En mi cumple suele regalarme un libro. Un autor sugerido Daniel Sada. El diario de Virginia Woolf. Esta foto me la obsequió el año pasado. "Susy, qué libro va a querer" me preguntó. "Ninguno". No lo dudé. "Quiero una foto, su foto". Entonces, ella me tomó de su mano y entramos a su oficina, frente a su compu, me pidió que yo la elegiera. La Elegí. Firmó. Ella dice que me parezco a su hijo berrinchudo y demandante. Al paso del tiempo, de estos años --casi cuatro--, de estos días difíciles, yo creo que sí: uno va eligiendo o dejandose elegir. Entre ella y yo, entre su universo dancístico y el mío, literario existe una gran complicidad amorosa. Fraterna. Sí, ya quiero que regrese, la extraño un chingo.

viernes, 31 de octubre de 2008

un día después el sueño se hizo realidad. El llanto en mi sueño. Un llanto ahogado que me remite a mi infancia. Aquella ocasión cuando mis padres se fueron un par de días y me dejaron con mis hermanos mayores. Sentí tal abandono de mi madre que lloré los dos días. Mis hermanos no sabían qué hacer conmigo. Creo que eso mismo vio mi hermana. Mis azotes infantiles. Sólo que esta mañana soñé que mi madre ya no estaría más conmigo. Y mi padre estaba cerca de mí, listo para sacarme de las reacciones convulsivas que solían darme de niña. En realidad, era el berriche, luego, esa sensanción de ahogo. Papá estaba ahí y yo lo mira suplicante: ¡Mamá no puede irse! ¡mamá no!, pero mi madre ya se había ido y yo despertaba. Y era cierto todo. Despertaba en el sueño. Y entonces lloraba, lloraba, lloraba y lloraba.
*
A lo largo de nuestras vidas firmamos una sucesión de innumerables pactos de amor, que se desprenden de un beso, una mirada o simplemente una palabra. La interminable búsqueda de esa otra mitad que nos espera en alguna parte, pasa en realidad por compartir escenas y hechos de lo cotidiano, que nos revelan las virtudes y defectos del otro o la otra que ocupa el espacio del amor anhelado.

Saber amar se convierte entonces en saber compartir y valorar los detalles que forman nuestra identidad, hasta que un día la identidad del ser amado y la propia no se reconocen la una sin la otra.

Los frágiles hilos con los que se tejen todas las historias de amor en el inquietante movimiento de la cotidianidad.
*
hoy concluye un gran proyecto. Mi diplomado sobre diversidad sexual.
9 meses de lecturas, de preguntas, de elaboración de ideas. Una gran elección para aproximarse a lo que uno es desde otra óptica. Ahí en lo individual. Ahí en lo social. Es una satisfacción haber llegado al final. Intimidades transformadoras. Cuerpo erótico y cuerpo político. Coordenadas teórico de la relación entre sexualidad y producción cultural. En fin. Algo ya se modificó en mí.
*
Padre mañana te veré y no quiero que mamá se vaya contigo.

jueves, 30 de octubre de 2008

Trabajo en colectivo en el seminario. La lectura de un texto. Casi todos tardaron más de hora y media en leerlo. Yo, cuarenta y cinco minutos. Tiempo para salir y tomar un respiro, para ordenar las ideas, para estructurarlas. También para un cigarro. La idea en la cabeza: "El mundo colonizado es un mundo cortado en dos" Frantz Fanon, Los condenados de la tierra. El epígrafe. Luego: Pueblos testimonio. Pueblos nuevos. Pueblos transplantados. Pueblos emergentes. Chale, qué chida fue la intervención de Ordóñez. Tres grupos de cinco discutiendo en sano respeto. Él se quedó en mi mesa, sin duda, le atrajó la discusión de una joven ama de casa que hablaba de la defensa de un árbol de ahuehuete. De un Sabino. Árbol de Agua. Un árbol sagrado en plena urbe. Atzcapotzalco. En fin. Ordóñez habló de lo que cada vez me queda más claro, la importancia del conocimiento comuninario en las relaciones interpersonales. Las reacciones. Los espacios donde se reproduce lo social. El imaginario colectivo. La territorialidad. Y hasta concluyó que la falta de quorum se debía al día de muertos. Al rito social. En efecto, la gente que conforma este seminario pertenece a las demarcaciones con mayor número de pueblos originarios. En fin, seguiría con la historia, pero me llama el placer: Cantus Cölln en la Nezahualcóyotl.
Mi hermana mayor me escribe un mail diciendo que soñó conmigo. Que en el sueño me ve llorar y quejarme amargamente. Su preocupación me hace contestarle de inmediato:
*
"andábamos de viaje. Preparamos las cosas para seguir. Entonces (des) aparecía un portafolios de color café. Uno que aún conservó. El primero que compré con mi primera beca monetaria que recibí aquí en la UNAM. Un portafolios de piel que miraba en un aparador una y otra vez. Finalmente lo compré. En el sueño, el portafolios era importante, no nos podíamos ir sin él. Tú lo traías y me lo dabas, al abrirlo en lugar de papeles o documentos había semillas. Muchas semillas. Sentí una tranquilidad inmensa. Y te vi sonreír. Sonríamos las dos. El Viaje. Seguía".
*
Lizy en mi sueño como siempre su presencia le otorga un aire renovador a mi cotidianidad. Esas semillas son nuevas. Ese portafilios es el más amado. Y sé que debo usarlo más. Ahora que los sucesos son adversos y hasta confusos. Ella es una de mis coordenadas fundamentales en mi vida. No sólo es su cariño sino los años en que la visto crecer, dar, dar siempre lo mejor. He aprendido a ser humilde, a callar cuando la prudencia es necesaria. A respetar la diferencia. A amar. Cuando me siento torpe pienso en ella. Algo me salva. Respiro.
*
: estoy en paz no hay ninguna queja en la vida, de verdad, hermana. Te quiero.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Mar de fondo
Al igual que el amor, el mar obliga. Al igual que el amor, el mar engaña. Pedro Salinas lo llamó, con justicia. El Contemplado. Imposible evitar la seducción de mirarlo y mirarnos; difícil enfrentarlo y no establecer analogías que van de los sabios lugares comunes nacidos con la sangre, a los poemas meditativos donde el mar se transforma en símbolo de viaje interior, de alabanza ensimismada. Hiperbólico y tiránico, como el amor o la muerte, el mar exige poemas, del mismo modo en que reclama víctimas, naufragios, pero a cambio nos ofrece vastedades celestes, inflamación de nubes, epifanías donde pone de manifiesto sus bondades de primer motor de la existencia. ¿Quién que se enamora no es poeta? ¿Quién que se enfrenta al mar no se transforma en la poesía? Vicente Quirarte: Peces en el aire altísimo: 1993.
Leí este ensayo de pie. De inmediato, llegó a mi mente el nombre de Francisco Hernández, a quien Quirarte páginas siguientes, ofrece con Mar de fondo. Recordé entonces mi obsesión por su poesía. Mi tránsito por la facultad. Mis intentos frustados por escribir un ensayo decoroso. Prefería entonces la exposición frente al grupo. Cada alumno del seminario elegía a su poeta favorito. Y seleccionaba un poema. John Keats. William Blake. Oliverio Girondo. Jorge Luis Borges. Sor Juana Inés De la Cruz. José Emilio Pacheco. Rubén Bonifaz Nuño. Entre otros. Debía dar razón del autor y del poema. Hubo exposiciones ricas en contenido bibliográfico, en citas. Poemas fascinantes. Metáforas. Inclusive Ricardo Jara se aventuró a presentar una traducción: Two English Poems, de Borges. Excelente. El poema y su traducción.
Tenía en mis manos un libro: Poesía reunida, que leía con vehemencia. Había memorizado ya algunos poemas. No dudé en mi elección: XIX La cama se desliza por un mar sin sueño./.../Una ola, la misma de siempre, lame los bordes de la almohada/.../En el mosquitero se retuerce una vaca marina./ XX. .../Doy mis primeros pasos sobre la cuerda floja de la convalecencia. Camino hacia la luna del ropero, miro mi palidez de azogue, mi cabello revuelto y largo, las cuencas inhabitadas de los ojos./.../Una alondra me dice que estamos en primavera./La calle es un largo delirio hacia el futuro./La casa, una pompa de jabón frente a una espina.
La locura no fue un tópico que apasionara a los jóvenes de mi generación. Estaban instalados en acreditar los últimos cursos de la carrera. Y la carga escolar, la mayor parte de las veces, terminaba por animorar la pasión literaria. Así que mi selección poética no movió a nadie, más que a mí. Todos aprobamos el Seminario.
La frontera del lenguaje, lo indecible; aquello que la palabra no alcanza a encarnar ha sido la constante en mi búsqueda y encuentro con la poesía.
La pasión amorosa hoy toca mis huesos, los tritura. Hoy, encarno mi propia locura amorosa, tan atraíada por una sola mujer, la Griega: Quiero cerrar los ojos para verla/para decir, sobre las urnas del insomnio:/la criatura nocturna se desnuda/y flota sin cesar en el lenguaje.
Regreso al Mar de fondo
X
Paura no tiene coño: tiene un molusco atroz entre las
piernas, un coral palpitante, un fruto que perfuma mis
víceras y el aliento de los tiburones.
Cuentan que fue muy bella en su primera infancia.
Dicen que su pelo servía de faro en noches de tormenta
y que su lengua salvó a más de una tripulación consu-
mida por el escorbuto.
Hay tonos en su piel que destrozan las redes.
Sus pezones señalan a quienes van a perecer ahogados.
En su culo profundo anidan cormoranes.
Ella es el premio con que sueñan arponeros mutilados,
buzos dementes y gavieros incógnitos.
Gélida, su espalda cuelga del cuello. Y su efigie picotea
mis labios abandonados en la playa.
XI
A una mujer que va de viaje al mar es inútil llenar de palabras.
...
A una mujer que va de viaje al mar no le hablen de la tierra
firme ni de los muelles del estado de gracia. No le
instrumenten fados ni le esculpan mascarones de proa.
Porque a una mujer que va de viaje al mar, llámese
Paura o Escafandra, se le ahogan los sueños.
Francisco Hernández
Otro Ulises les canta a sus sirenas
"Aquí no llueve ni hace frío", me repito mientras un fluido cristalino resbala de mi nariz. "Es sólo tristeza". Mis ojos lagrimean cada vez que doy vuelta a la página. He estado leyendo sin parar. Me he preguntado si ya has mirado el texto que subí hace un par de días al blog. Desearía leerlo contigo en voz alta. El texto pertenece a una novela que ya casi termino.
La nostalgia había comenzado a helarlo. No quería irse. Se sentía demasiado unido a esa mujer, a su grandeza y a su intensidad y a su tremendo egoísmo. Sobre todo a su egoísmo. Pegó el oído al pecho de Julia y dentro de él escuchó el murmullo del viento, que iba llevándose todas las hojas, las muertas y las que aún no acababan de desprenderse de las ramas: verdes, brillantes. Debía hacerlo. Sí, debía marcharse. No volvería a verla. Había sufrido tanto que a veces el dolor no lo dejaba respirar. Era esa asfixia de la desesperación: el aire le quemaba al penetrar en sus pulmones. Pero ya no más. Ya no. Tenía que irse. Julia y Gregorio se quedarían juntos y solos. Se quedarían hasta el final. Arderían al pie de sus muros.
Me duele. No lo escribí. Lo busqué con la certeza de hallarte en sus líneas. Me dueles. Si me preguntas por qué tanta obsesión, no tengo respuesta. Cuando recibí tu correo estaba justo en su lectura. Me siento confundida, ya no distingo a los personajes de tu pasado, de los de tu presente. Y, lo peor, ni yo misma sé el lugar que ocupo en tu vida.
Leo lo que acabo de escribir, ¿a qué te suena? Melancolía. Y esta sensación de no tener historia. De vacío.
Caminar por calles
de niebla nocturna
con tu nombre en los labios
y la ilusión sin nombre
del que sin saberlo
ha entrado en combate.
¿En qué momento te perdí?
¿Luz, sabes quién es el autor?
...estaba triste otra vez, desilusionada de sí misma, empobrecida por lo que había pasado con Bodo. ¿Por qué no fue capaz de pedirle que se fuera? ¿Por qué aceptó vivir algo que a ninguno de los tres hacía feliz?
Pero se sentía enamorada de Gregorio y por eso, por encima de su tristeza, sonreía. Esa noche durmió con él, los dos solos. Bodo se quedó borracho otra vez en la sala, cubierto con una cobija que Julia le puso encima como si hubiera sido su hijo.
Gregorio la tomó a ella de la mano y la llevó a la recámara. Fue una sorpresa que se portara así. Y no era por el alcohol. Estaba sobrio. Una ternura muy humana, de hombre terrenal, lo envolvía y lo saturaba. Él mismo acabó por rendirse a aquello. Se rindió a la animalidad de Julia, al ardor intoxicante que se desprendía de su cuerpo. Se rindió al placer de sentir cómo su lengua se abría paso entre los labios de ella, cómo se apretaba contra el filo de sus dientes. Y ella lo desvistió y se puso a acariciarlo con toda su piel, lentamente, sin pensar en lo que seguía después, extraviada en una especie de hervor pasivo, interior.
Pero él no quería esperar ni quedarse quieto. Él también ansiaba besarla toda, contemplarla, dejar que su memoria tomara instantáneas de ese encuentro para cuando ya no hubiera otro, para cuando sólo quedara eso --los registros mentales-- en medio de una oscuridad ya sin fin.
La acomodó sobre la espalda y después boca abajo, sobre un costado y sobre el otro, desmadejada, con las piernas abiertas y luego juntas, con los ojos entornados, mirándolo. Así hurtó su memoria todo cuando en ese instante era ella: su boca entreabierta, la curva de sus brazos, los hoyuelos de sus rodillas y la lisura de sus piernas, el molusco inflamado que babeaba entre vellos serpentinos y herbosos. Julia era una mar honda y secreta y en su interior habitaban pulpos, medusas eléctricas, peces de muchos colores que respirban un agua suave, proteica.
Después de mucho tiempo, se entró en ella. Se entró conmovido hasta lo más hondo, estremecido. Tuvo la certeza de que sólo cuando llegaba al interior físico de Julia, cuando lograba abismarse en ese alvéolo de calor y voracidad y ardorosa ternura, podía conectarse con los circuitos de poder de su propia alma, con su destino, con lo que había sido en una oscura infancia, antes de todo lo triste y todo lo sucio.
Y Julia lo recibió así, sabiendo esto de alguna manera. Lo quería. Se lo dijo, se lo dijo tantas veces en esos momentos. Se lo dijo en el odído, en el pecho que se mordía quejumbrosa. Habría hecho todo por él, lo que él le pidiera. Así era el deseo de ese hombre maravilloso: una fuerza capaz de vencerlo todo, un filo de espada contra el cual se desgarraban la soledad, la derrota, el miedo, la inercia. Ni siquiera la memoria con su arrastrar de cadenas podía hacerle frente. El deseo de ese hombre era una llama que alcanzaba todo.
Julia sentía un temblor de fiebre que empezó a nacer en lo más oscuro de su carne, fulgurante, y fue creciendo, sollamándola, hasta convertir su cuerpo en el látigo que un brazo invisible hacía estallar una y otra vez en espumarajos de cólera. Arrebatada, ebria, le pidió a Gregorio que le mordiera los pezones mientras la tomaba. Él comenzó a hacerlo suave y cuidadosamente, como si sólo se valiera de los dientes para chupar mejor. Ella detuvo el movimiento de su pelvis y apartó a su amante para mirarlo a los ojos. En las pupilas dilatadas creció un anillo de negra luz. Una sombra atravesó el espejo y se perdió hacia lo más profundo, dejando la huella de un fulgor helado. No era su mirada, era otra, venida desde muy lejos.
¿¿¿¿????
En el hoy y mañana y ayer
"Las maravillas y miserias del amor. Sus oscuros fulgores, sus catástrofes. Caminar por el filo de la pérdida". Esto escribe Juan Gelman, poeta argentino, avecindado en México. Empecé a leer esta mañana: "En el hoy...". Me paralizó el epígrafe. Por segundos recordé a Ileana, recordé su osadía: llegó muy lejos. Llegó a mi corazón. Un corazón de por si roto y lo iluminó, luego desapareció. Oscuro fulgor. Ahora sí estoy caminando. Cuántos días sin poder dar un paso firme. Lento, lentísimo paso. Observo mi andar: una grieta más. No hay duda: camino por el filo de la pérdida.
Por lo menos tengo esto, mi propia manera de entender la belleza; la maravilla que es el amor; la miseria cuando nos deja. Y otra vez, estoy sola reinventando un corazón. La tarde, mi tarde espera: treinta seis escalones. Una habitación. La melancolía. El silencio.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer
Francisco de Quevedo
El Poeta
Percibal Aldulcín
in memoriam
el encuentro
: Literatura y Arte. Estoy segura que fue en alguna de las clases de Mirta Bicecci donde te conocí. Era un placer escuchar tus participaciones en su clase. Tus razonamientos en torno a la guerra, a la locura y a la creación. Nadie nos presentó. Y las clases siguieron sin saber tu nombre y apellido. Rubio. Alto. Ojos claros. Voz Poética. Inconfundiblemente. Poética.
Lingüística, Historia Literaria I (I-II), Historia Literaria III (I-II), Lengua Extranjera V-VI, Seminario de Investigación Literaria, es decir, mi segundo y último período en la carrera, juntos. Leyendo (buscando lo mismo, supongo).
Las nuevas amistades. Los amores ridículos. Confudías sus nombres: a Azucena, la llamabas, Marcela. Y a Marcela, Marcela.
La complicidad: Brenda Martín del Campo, la de los Mochis, te acuerdas. Me abrazó. Una mentira piadosa. No era mi cumpleaños. Y Bernie, enamorado de ti, te obsequió una trusa roja. En tu no cumpleaños ¡Saliste corriendo!
*
Los diálogos interminables afuera de la biblioteca de la facultad. La fuente dejaba de funcionar. Las luces se apagaban, entonces el señor que cerraba las puertas se acercaba. Te miraba suplicante: "sólo apriete bien el candado cuando salgan". Salieron sí, muchas confesiones. Ni tú ni yo le pusimos candado a nuestros secretos.
*
Tu obsesión: Ana.
*
La poesía se desbordaba por tus labios. Cuántas metáforas vivas, experimentales, construías con sólo mirar la luz verde de un semáforo.
Y caminábamos lento porque No queríamos llegar a Ningún Lugar.
Y caminábamos lento porque No existía Tal Lugar.
Y caminábamos lento porque No había Tiempo.
Y caminábamos lento porque No existía el Tiempo.
Las horas. Las horas. Las horas. Las horas de junio.
Las horas eran poesía en tus labios. En tus manos.
*
Llegué a tu casa. Un ortóptero tridimensional nos dio la bienvenida. Fingimos no verlo.
Una motocicleta antiquísima instalada en el no-garage de la sala.
--¿Un trofeo? --te pregunté.
--De mi padre --la miraste orgulloso.
Un librero (de película muda). Silencioso. Todo estaba sepultado por la inexistencia del Tiempo.
Parecía que sólo tú y el cucarachón kafkiano eran habitantes de Tal Lugar.
Afuera
Hombres Travestidos. ¿Prostitutas? Alegres. (Des)coloridas
te ofrecían de sus labios: las buenas noches. La Gorgona.
Edison, era Tuya.
*
Una noche me embriagué en casa de Irlanda.
(esa noche fui una Mujer Torpe) (esa noche fui una Niña Asustada).
Tú, el Gran Espectador.
Mi Cuerpo. Divagó. Extraviado. Desnudo.
Esa noche. Fui La Mujer Torpe de un cuento infantil.
Tú, el Gran Espectador.
*
La bebida nos exorcizó.
Besé la Tierra.
Esa Noche invocó la confesión primera. Tu madre
envuelta en cables eléctricos. Un padre celoso. Loco.
Esa Noche, mi llanto rebotó como piedra sobre él.
Fui entonces tu madre. La niña que lloraba avergonzada. Sin consuelo.
"No soporto ver a una mujer llorando", dijiste.
"No soporto tu llanto. No soporto el llanto", repetiste.
Besé la Tierra.
*
London en tus labios era un poema visual:
In every cry of every man,
in every Infant's cry of fear,
in every voice, in every ban,
he mind-forged manacles I hear
*
Percibal, ¿existió algún desencuentro? ¿en qué momento dejamos de estar tan cerca?
(fue acaso cuando te convertiste en vegetariano) (o cuando tu intuición de macho, te dijo que algo tenía que ver con alguien que deseabas sólo para ti)
*
Percibal, Percibal, Percibal, qué misteriosos son los caminos de la vida.
Ella nos amó. A los dos.
(Y no sé a cuántos hombres y mujeres más).
Fuimos únicos. "Siglos de Oro", recuerdas.
*
¿En qué momento empezamos a estar tan lejos?
Aprendimos a volar, (Sí, fue eso), aprendimos a volar: juntos, Los Tres. Volamos Muy Alto.
Girondo, Girondo, Girondo
Sabines, Benedetti y tu siempre voz poética.
*
But must through midnight streets I hear
How the youthful Harlot's curse
Blasts the new-born Infant's tear,
And blights with plagues the Marriage hearse.
*
Alguien murmuró tu nombre
Alguien murmuró silencio
Alguien murmuró blessing you
*
el (des)encuentro:
tu suicidio.
Las horas
A pesar de todo. A pesar de que hayan transcurrido cinco años de separación entre lo que fuimos y ya no somos. A pesar de que estés a cientos de kilómetros de distancia. A pesar de que en un mail me anunciaras tu nueva condición civil: "por cierto, me casé". A pesar de que ya no seas más LMJ y ahora, simplemente la señora A. Sin duda, una mujer diferente a quien no conozco. A pesar de que me compartas las fotografías digitales de tu último verano en las montañas. Vistas magníficas de una zona rocosa. Un lago. Seguro no faltó la fogata nocturna al lado de tu marido enamorado y tu hijo. A pesar de todo, sí, a pesar de que la lluvia de estos días me devuelva tu rostro en cada mujer que cruza mi camino. A pesar de detener los pasos y mirar de frente, ninguna de ellas es LMJ. Ninguna tiene esa mirada triunfante. Azul. A pesar de todo, sí, agosto nace contigo y no a la inversa. Agosto también termina con la luz cegadora de tu cuerpo desnudo. Perfecto. A pesar de todo, sí, desearía regresar el tiempo, las horas. Las horas en que no escuché tu voz, dejé acariciarme por tu lectura tortuosa Small Female Skull hasta que la cinta se estropeó. Las horas en que reconstruí tu pasado leí Tan oscura. Las horas que dialogaba contigo escribía extensos epistolarios. Conversábamos. Mi insomnio desaparecía. Las horas nos sorprendían al amanecer. Era un ritual llevar esas cartas al centro de esta ciudad. Al llamado Palacio Postal. Las horas en que desapareciste. Formulé hipótesis, fórmulas aleatorias como si uno pudiera controlar la vida del otro. Ni el metereólogo más versado, podría establecer el pronóstico exacto del tiempo. Las horas otra vez. Un cuento de niños o mejor dicho, de niñas. "mañana jugamos otra vez". Y ese mañana nunca llegó. Y entonces amsterdam62 fue el depositario de mis visiones nocturnas. De mis enojos. De mis miedos. De la soledad. Del vacío. Alguna vez me preguntaste por qué tanto azote. Seguro porque a pesar de todo, yo si me creí el juego, perdí.
Sobre las ruinas del alba,
donde buscamos
--perdida la realidad del sueño tras el arcoiris--
la momentánea fragilidad de una caricia,
el rostro en que dibujamos con miedo la última
sonrisa
habita.

Él vive.
Nosotros sólo transcurrimos.

El ángel del poema
Vicente Quirarte
XXIII
Ser insomne es desdoblar el tiempo, imantar-
lo. En las páginas voraces de la noche, yo he
podido contemplar el mundo, todo hombre se
abandona y se desmuere. El sueño se convierte
en un sacrificio, una bella inmolación del cuerpo
errante. (...)
Tender un umbral de puentes entre tu sombra y el tiempo
Sembrar en tu sombra un eco de presentes

Federico Patán
XVI
Dicen que el suicida es un cobarde. No. El
suicida es el orfebre de la noche, un insom-
ne antiguo, delirante, el más bello antropófa-
go del mundo. Sí, sólo aquel que repta con el
alma hinchada de hipotermia sabe que se eva-
poraron las promesas, que en sus fauces ya no
hay nada, ni siquiera un resto de saliva para
decir adiós. Aquí, sólo arcángeles famélicos
atestiguan el silencio, llevan una cuerda atada
al cuello, y sus ojos son dos úlceras que san-
gran. Todos están solos, desiertos, pestilentes:
los hombres, los ángeles, los niños y hasta los
muertos. Todos los locos y alienados por el frío, por
el hambre, por la más letal desgana de existir.
Corazón de Medea
Cuando extrajo de su muñeca la vena más delgada y la ató al ombligo, en suave torrente se fue diluyendo la alquimia de su cuerpo:
--Busqué la muerte en el umbral de una nube. Dentro, la luna paría mi dolor. No había nada fuera de aquel tiempo. Ahora me he detenido a tiritar mi locura... ya no te amo Amor.
Y un grito secó se perdió en el Amanecer.
GM
Desde otro cielo
Es levísimo murmullo el grito. En el cuenco
de mi boca, un beso lírico se arrastra y me hu-
medece el canto. ¿Cómo hablarte desde aquí
si mutilaron cada miembro de mi voz? ¿Cómo
recordarte que en las manos llevo un mapa y
una brújula para ver si me extravío de esta mi
locura de sin ti?¿Cómo, si tu cuerpo está tan
lejos de mi abismo, allí donde lo veo y no lo
toco? ¿Cómo, si en tu cielo hay niños pecado-
res y pájaros sin lluvia y en el mío mariposas
que olvidaron que volaban, migas de libélu-
las y nubes lloradoras? Tal vez si me lleno la
mirada de silencios, si me arranco las antiguas
cicatricies y ornamento tu tristeza con el hilo
de mis venas, tal vez si me anudo los retazos de
la lengua al arco de esa viola que olvidaste, sólo
así sepultaré todos los barcos. Sólo así renace-
rán las jacarandas.
XXI
Mis ojos: pájaros sonámbulos bajo una lluvia
triste. Vagantes. Rendidos náufragos de luz y
nocturnales utopías. Buscan el reflejo de algún
sueño a tientas, el iris más violeta cada vez, las
pupilas dilatadas. Mis ojos --cadáveres desnu-
dos-- ahogan su orfandad en tu mirada.
XX
En las horas inaugurales del insomnio, me
despojo del disfraz, del gesto suavizado del
hartazgo, de la carne húmeda de tanto amor
mundano. Bajo el cielo de la casa --habitada
por las sombras del más zurdo desconsuelo--,
todos los silencios me resuenan en el cuerpo
y en la cara: el olor del polvo y la hojarasca
en la mandíbula, la tardanza de la muerte en
los ovarios, tu recuerdo... tu recuerdo se me
astilla en cada vértebra, se evapora en mis pul-
mones y es la huella que me roza el fémur y la
aorta. Todos los silencios me aniquilan. En las
horas inaugurales del insomnio, cubro de ato-
nías mis ojos para no gritar las lunas que me
aquejan, para no beber del cáliz de la huida ni
añorar el barro de tus manos, pero esta soledad
felina gana siempre la batalla, es inútil la parti-
da: nombrarte es sucumbir ante el desvelo.
XII
Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla
AP

Sentada está la niña en el recuerdo de la in-
somne. Sentada y sola, mudísima: sin boca,
sin palabras, con la cicatriz de los silentes en la
cerviz. Violenta la memoria de mujer. No pue-
de nombrarse desde dentro, no sabe morirse
ni olvidar. Dientes fragmentados, lunas en el
vientre, y esa voz de agua que no sangra, que
murmura los suicidios de los pájaros, que re-
vienta el luto de las alas en los dedos. ¡Tempes-
tuosa náusea la del viaje hacia el ayer! ¡Oscuros
los naufragios en el alma de la niña! Ya sus ojos
van lumbrando las espinas, va tejiendo con la
vulva hilos de pus y vacuidad, va buscando los
espejos y la muerte. Pero está sentada, sentada
y sola, mudísima: criatura seducida por el llan-
to de la noche.
DC

viernes, 24 de octubre de 2008

Es la segunda vez que su mirada me interroga. Evado sus preguntas con una caricia en sus labios. No es un beso. Los dedos de mis manos rozan la comisura de su boca. Ella entonces acerca su cuerpo al mío. Nos une el silencio.
*
Cuando la abrazo pienso en su primera revelación: el hombre que la poseyó. Un librero. "Él tiene más libros que tú". Me describió cada una de las estanterías. Los rincones. La sala de lectura. Los libros que miraron y guardaron sus secretos. Lo envidié.
*
El deseo por poseerla crece cuando la observo detrás del cristal en medio de líneas horizontales y verticales.
*
Mujer de letras.
*
Mi cuerpo tiembla apenas sus brazos me alcanzan. Sus manos serpentean mi espalda. Tocan mi cabeza con ternura y la acerca a su pecho. Cierro los ojos.
*
Abro un libro. Leo una novela. La casa verde. Bonifacia. El nuevo personaje. Y sigo escuchando el latir pausado que anima mi lectura. Mi deseo. Alejandra.

martes, 14 de octubre de 2008

Dos noches de insomnio, con dolor de espalda y ojeras. Y el colmo, esta mañana cuando por fin pude cerrar los ojos. Ensoñaba. Un mensaje en el celular. Veía la pantalla y apunto estaba de abrirlo cuando alguien tocó a mi puerta y gritó: ¡No hay agua caliente, se terminó el gas! Volví a cerrar los ojos, pero mi sueño se espantó, se fue. Así que seguiré esperando ese mensaje con los ojos abiertos.
*
Dalia tenía razón cuando dijo que los lugares que ya no son nuestros, que ya no nos pertenecen nos expulsan, nos arrojan de su entraña como una mujer que da a luz, como la tierra que da un fruto.
*
¿Y por qué siento este vacío?
*
No quiero pensar en el futuro. Y sé que este presente tampoco lo imaginé, pero es cierto que camino entusiasta por aquí, es cierto también que es la primera vez que observo el árbol de naranjo en medio del jardín. Reconozco que soy parte de este Instituto, en efecto, es un espacio conservador. De derecha. Nuestro proyecto se inscribe en el pensamiento social y progresista. Incluyente. Es un gran respiro.
*
Hoy conversé con JGG al principio: el concierto de Lila. Luego su participación en taller-seminario para finalizar comentando el próximo aniversario de las Jornadas. En dos años más, se cumplirán sus veinte años. El futuro otra vez. Entonces, me sorprendió cuando me dijo que sería yo quien se encargaría del homenaje al doctor Ordóñez. Claro, verdad, ¿quién más?, le dije.
*
Ah quizá la sorpresa más grande del día fue una llamada telefónica. Me pidió que fuera al Instituto antes de las 15:00 hrs. Naturalmente, me preocupó el tono de su voz por el audicular. Acaso hice algo que te haya molestado, inquerí. No quiso decirme nada. Y colgó. Cuando llegué a su oficina ella no estaba, así que me senté en su silla giratoria. Me puse a dar de vueltas mientras la esperaba. Llegó. Me sonrío. Pasaron apenas unos segundos. La contemplaba. Realmente es guapa. Una mujer de belleza altiva. Vestía un traje sastre negro, entallado. Elegante. Abrázame, ordenó. Entonces le pregunté: cuál es el asunto que no podías decirme por teléfono. Ella respondió de inmediato: necesito pedirte que me recibas una noche en tu casa. La miré con asombro y lancé una gran carcajada. Te quieres quedar conmigo. Vivo en un cuarto de azotea, le dije. Ella me miró con firmeza: Puedes o no. No dudé. No. No puedo. No puedo llevar a nadie a mi habitación. Hubo un largo silencio. Dijo que no habría ningún problema. Salimos juntas. Cada una siguió su rumbo.

Ante el deseo, el deseo más puro, más brutal: la carne. Dije No. Claro, tendré que pensar muy seriamente en comprar un colchón para remediar el dolor de espalda, primero. Tendré que elaborar mi sin-deseo. Supongo que pasaré más noches insomnes mirando el techo de ladrillos rojos mientras mis lágrimas reclaman otra vez a alguien que aún no tiene rostro.

viernes, 10 de octubre de 2008

Sucede a veces
Sucede a veces,
que uno se enamora de los árboles,
por la sombra que producen,
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus frutos.

Sucede también, a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre,
y uno ama sus ideas,
sus labios,
su corazón,
sus brazos,
o el sexo,
(porque los árboles tienen sexo).

Y sucede después, a veces,
que el árbol que uno ama
está tan cerca que asombra,
asusta.
Deja de ser un àrbol
y parece un sol
que deslumbra los ojos enamorados.

Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse,
o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.

Irma Pineda

viernes, 3 de octubre de 2008

Goce, placer, deseo
vaya, vaya, si no estuviera tan atenta pensaría que es algo abstracto, que es sólo una idea. Una hipótesis. Vimos juntos Historia de la O para comentar después temas tan variados: la esclavitud, la víctima, el victimario. El poder. La zona gris. La fuerza en la pasividad y no sé cuántas otras ideas más. Lo cierto, es que sí, en efecto, pienso que la energía, la pulsión es también un fluido en lo social. La sexualidad no sólo está en los genitales. Y luego, vino ella, la guía del grupo. La psicoanalista lacaniana. Hasta los más parlanchines se quedaron callados. Silenciados. Avasallados. Y yo sólo atinaba a afirmarme, a confirmarme en sus palabras. "Yo es otro", en donde lo leí (ja) Y cuando salí de la clase, de este seminario que me ha sacudido otra vez. Sentí enojo. Y recordé a Dalia. ¡Pinche vieja! Por qué tenía que decir lo que piensa de mí sin que yo se lo pidiera. "No quiero tu opinión, no te la pedí, ni siquiera te agradezco". Ella sólo me observó. Después dijo: "Es mejor saber, no crees". Y se despidió.
¿Es mejor saber? Saber. No saber. No querer saber.

martes, 30 de septiembre de 2008

Aquí debería estar tu nombre

XV
Sólo los insomnes copulan con la noche. Con
su sexo embravecido tañen nubes y fantasmas.
Resucitan la lujuria de los astros con el néctar
de su lengua, gimen soledades: soledumbre.
En la arena de sus ojos cada uno lee el infierno,
la ceniza, la matriz. Incurable la tristeza. Vio-
lento desrecuerdo. Sólo así eyaculan la noctur-
nidad: blancas lágrimas de polvo, de penoso
verbo, lágrimas de lirio, delirio.

Son las noches insomnes y sus plegarias las que acompañan mi camino. Tu recuerdo. Recibe estos versos que nos siendo míos, son tan nuestros como el silencio. Las voces, Sí, nombrarte es sucumbir ante el desvelo. Murmurar (te) es una caricia que se desvanece como humo en la piel.

Mis ojos: pájaros sonámbulos bajo una lluvia triste.
Las voces. Las voces.
a Daniela Camacho
1
El viento despierta la memoria
y deja que el sueño
penetre la piel delgada de la noche
2
El viento recoge pétalos de flores
Le pone alas como pájaros
para volar tatuando la piel de la oscuridad
3
Corto la luz
y el sol deja sangrar sus rayos
para bañar de rojo a la tierra
que penetra el silencio de la muerte
4
El sueño
es montón de bóvedas
donde nace la invocación de la muerte
Gritos de silencios
que sepultan sombras de caracolas
en la memoria del viejo Tecolote
5
No dejaré mis manos pulsar el botón de la camisa
para que la muerte no se introduzca en mi alma
y despierte el sueño
que habita dentro de este sueño
Poemas
Domingo Alejandro Luciano
XIX

Mis ojos: pájaros sonámbulos bajo una lluvia
triste. Vagantes. Redidos náufratos de luz y
nocturnales utopías. Buscan el reflejo de algún
sueño a tientas, el iris más violeta cada vez,
las pupilas dilatadas. Mis ojos --cadáveres des-
nudos-- ahogan su orfandad en tu midada
.

Daniela Camacho
Plegarias para insomnes
Dr. José Emilio Rolando Ordóñez Cifuentes
Visita a El Oro, estado de México
junio 5, 2008
ca binnigola ca napaca'guendabianni'
ni rudii ca dxi xquendanabanica'laaca
los viejos tienen el don de la luz
que sólo el tiempo otorga
Irma Pineda


No sé cuándo comenzó la historia, si fue en Antigua Guatemala o en Totonicapan o en Quetzaltenango. Intuyo que fue aquella tarde que caminamos alrededor del edificio muncipal de San Felipe de Progreso. El doctor Ordóñez me dijo: "señorita, sus zapatos tienen mucho polvo, vamos a quitárselo. Vamos a bolear esos zapatos". Sus palabras me remitieron a mi infancia. Y sentada mientras lustraban mi calzado, volví a sentir la presencia de mi padre. Desde entonces suelo mirarlo diferente: es el doctor Ordóñez y es también el espíritu de mi papá. Del padre amoroso y tierno que solía caminar con la niña que fui/una niña que nunca se percató de la oscuridad de sus ojos porque en ellos siempre había luz. Una luz silenciosa.
Visita Guiada al Centro Cultural Universitario
mirador de la Sala Nezahualcóyotl
"No hay nada más importante que el poder compartir todo lo que la UNAM posee. Agradezco enormemente la oportunidad que se ha ofrecido para hacerlo realidad y llevarlo conmigo en una visita fabulosa".
Gustavo Rodríguez
UNAH, Tegucigalpa, Honduras, CA
mayo 14, 2008

domingo, 21 de septiembre de 2008

amstedam 62
cuando llegué a vivir aquí/acá no imaginé la reconfiguración de mis espacios. Una habitación propia. Aislada (ha sido como estar y no estar dentro de esta casa) La no pertenencia. El silencio. Ese. Tan necesario. A veces atormentador. Las noches de insonmio. Los libros apilados. Las líneas verticales. La puerta de madera que en esta época suele no cerrar. La Lluvia. La humedad. La horajasca. El tiempo. Su lentitud. Los caracoles. Quizá lo que más me gusta son las ventanas. No hay telón. La sin cesura. Una bandera de colores. Un arcoiris que cubre mi ordenador. Los árboles. Su frondosidad. El canto de los pájaros.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Cuando te amo, pienso siempre en la nieve,
una nieve blanca como el esperma.
Pienso siempre en la nieve cuando te poseo,
en la nieve blanca que cae entre los álamos.

En mi niñez siempre deseé
ver la nieve caer, y atravesar la blanca
oscuridad de la nieve que entre el día y la noche
devuelve al mundo negro un blanco seminal.

Yo siempre deseé que el mundo fuese la albura
de la nieve, como blancura virginal
de la blanca sábana inmunde a cualquier mácula

Y la nieve cae en mí y cae en la desolada
noche oscura del alma, la nieve del silencio,
la inmaculada y frígida albura de la nada.

Soneto
Ledo Ivo

lunes, 8 de septiembre de 2008

aquí debería estar tu nombre
*
XV
Sólo los insomnes copulan con la noche.
Con su sexo embravecido tañen nubes y fantasmas.
Resucitan la lujuria de los astros con el néctar
de su lengua, gimen soledades: soledumbre.
En la arena de sus ojos cada uno lee el infierno,
la ceniza, la matriz. Incurable la tristeza. Vio-
lento desrecuerdo. Sólo así eyaculan la noctur-
nidad: blancas lágrimas de polvo, de penoso
verbo, lágrimas de lirio, delirio.

Plegarias del insomne
Daniela Camacho
*
(nombrarte es sucumbir ante el desvelo)

martes, 2 de septiembre de 2008

Ana, Mali, Tete, La Griega, Yo, La Enanita
en el cumple de nuestra querida Lizy
Rancho Los Álamos
Apizaco, Tlax.
12 de julio, 08
La mejor manera de deshacerse de una tentación es ceder a ella.
Oscar Wilde

lunes, 1 de septiembre de 2008

Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores... Uno es una suma mermada por infinitas restas.

Todo mundo sabe de su autoría, el encuentro: Jalapa.
Las Citas (in situ)
La Gran Narradora dice:
El tiempo no es una línea sino una dimensión, como las dimensiones del espacio. Si puedes doblar el espacio, también puedes doblar el tiempo.
El Poeta mira a lo lejos, su voz:
Nos sentamos por la tarde, observamos la oscuridad que lentamente se desdobla: ningún reloj cuenta esto.
September
We sit late, watching the dark slowly unfold:
No clock counts this.When kisses are repeated and the arms hold
There is no telling where time is.

It is midsummer: the leaves hang big and still:
Behind the eye a star,
Under the silk of the wrist a sea, tell
Time is nowhere.

We stand; leaves have not timed the summer.
No clock now needs
Tell we have only what we remember:
Minutes uproaring with our heads

Like an unfortunate King's and his Queen's
When the senseless mob rules;
And quietly the trees casting their crowns
Into the pools.

Ted Hughes

sábado, 30 de agosto de 2008

Se fossi acqua sarei verticale come la pioggia.

jueves, 28 de agosto de 2008

Cómo describir un dolor en la cabeza, me cuestiono y no sé qué escribir por segundos. Luego recuerdo ciertas frases: perder la cabeza, dolor de cabeza. Y este malestar se intensifica, no es sólo mi cabeza, es también mi espalda. Entonces pienso que lo único cierto es que estoy tan viva que siento dolor. El cuerpo. La mente. Están en su sitio. Conectados. Sigo sin poder describir el dolor. ¿Qué es el dolor? ¿Qué tipo de dolor puede sentirse al interior de la cabeza? ¿Cómo describir esta sensación? ¿Desatino? ¿Fuera de control? ¿Cómo?

un gran encuentro: Irma Pineda, Jorge Miguel Cocom Pech y otros amigos más.
Una familia de tantas
Ayer me llamó Paty que andaba buscando un cuarto, le dije que ahí donde vive La Tere había. Que quería que la acompañara a verlos, porque su marido ya la dejó y la dejó embarcada con 4 meses de renta y lloré y lloré que estaba, y que aparte le robó un dinero y su estereo, en fin, y que ayer nació el bebé del borrachín de Chucho que él anda muy feliz. Luego en la noche cuando llegué, oí que tocaron, me asomé y era La Tere, que su hijo Waldo está en el consejo tutelar y hoy deciden si sale o se queda y su primo Carlos está en el reclusorio norte, que los agarraron el domingo en la madrugada, que según andaban robando junto con otros 2 amigos, y pues el lic. que les está ayudando, primero les dijo que si los iba a sacar y ahora que está muy díficil; me pasó a Meyo y me comentó que a su hijo lo fue a ver ayer y bueno pues que lo golpearon, violaron y le quemaron el pelo, que ya vendieron sus teles, celulares; han vendido todo lo de valor. Pero según yo sabía que el hijo de Meyo ya estaba trabajando en un super7, del hijo de La Tere hace mucho que no sabía nada. La Tere quería que le diera una carta de que conozco a su hijo. Pobres.

martes, 26 de agosto de 2008

El hombre árbol
Rara enfermedad en Indonesia
El conocido como hombre árbol, un indonesio con las extremidades plagadas de verrugas gigantes con aspecto de corteza, regresó a casa después de que los médicos le extirparan seis kilos de piel afectada por esta rara enfermedad. En total, Dede, de 37 años, se ha sometido a ocho operaciones en nueve meses. El afectado, que se ganó el sobrenombre de hombre árbol, podrá llevar una vida normal tras más de dos décadas en las que ha sido incapaz de trabajar y mantener a su familia.
Milenio, con pies y cabeza, martes 26 de agosto, 2008
Vacas no pierden su sentido de ubicación
Washington/Rarndolph E. Schmid/AP
Al parecer el ganado bovino no necesita brújula, pues tiende a colocarse en dirección norte-sur cuando descansa o come, según un estudio realizado con fotos por satélite de vacas de todo el mundo.
La mayoría del ganado pastaba o descansaba colocándose en dirección norte-sur, reportó un grupo de investigadores alemanes y checos en la edición de una revista de la Academia Nacional de Ciencias alemana.
Su descubrimiento ocurrre además con el ganado de cualquier continente, agregó el estudio encabezado por Hynek Burda y Sabine Begall de la Facultad de Biología de la Universidad Duisburg-Essen de Alemania.
"El campo magnético de la Tierra debe considerarse como un factor que influye entre los animales", explicaron los científicos.
Ahora lo que falta saber es por qué y cómo se alínean estos animlaes según el campo magnético, dijo Begall.
"Por supuesto, cabe preguntarnos si los humanos muestran también ese comportamiento tan espontáneo", añadió.
Hinchely señaló que un factor a tener en cuenta es la posibilidad de que las vacas simplemente busquen estar cómodas. Los investigadores dijeron que cuando sopla mucho viento, el ganado se planta de cara al viento y busca el sol en días fríos.
Dijeron que pudieron ver cómo les afecta el tiempo cuando analizan pistas como la posición del Sol, basándose en las sombras.
"Nada como esto se ha observado nunca en rebaños o en cualquier animal grande".
Milenio, tendencias, martes 26 de agosto, 2008.
¿Soy o me parezco?
Una frente rectangular expresa inteligencia organizada, metódica. Nos dice que se trata de una chica de apariencia inflexible que se caracteriza por ser juiciosa, reflexiva y calculadora. Se enfrenta de manera positiva a la realidad. Aunque puede ser dura y severa, es sincera, además de ser buena amiga.

Leo el texto y miro de reojo el marco plateado de mi portaretratos. Su reflejo. Rectangular. Abajo, sobre el escritorio, un sol cristalino proyecta destellos de luz. Ilumina un rostro de expresión apacible. Una mirada. Y su compañía. Su abrazo. En efecto, soy todo eso que está inscrito en el papel. En el destino.

jueves, 21 de agosto de 2008



¿Acaso hay otra Novela?

"La luz, desde lejos, se confunde con el paso de una luciérnaga extraviada en el corazón del invierno."
*
"La felicidad lo desorientaba. En esos días no supo qué hacer o cómo comportarse."
*
"La guerra nunca termina. El estado de sitio de la realidad es eterno."
*
"En la ciudad, de repente, sólo encuentra interrogaciones."
*
"Hay persecusiones que nunca terminan."

Nadie me verá llorar
Cristina Rivera-Garza
MATILDA BURGOS, PAPANTLA, VERACRUZ 1885
Genealogía de la locura
Abuelo: Marcos Burgos
Abuela: María de la Luz Burgos
Padre: Santiago Burgos
Madre: Prudencia Lomas
Escribir es una insoportable forma de develar secretos. Escribir es una traición.
Pedro Ángel Palou

martes, 19 de agosto de 2008

Caos. Esa es la palabra que define mi habitación. Si mamá viera el desastre, seguro pensaría que estoy muy enferma. Yo misma me siento Otra. Las líneas verticales. Los libros. Los cdS. Las fundas de plástico transparente. Eso sigue en orden. Pero, lo horizontal está revuelto. Caos. La cama. Las cobijas. Las almohadas. Los zapatos. Hasta el televisor. Las antenas. La verdad. Me gusta este desorden visual. Lo disfrutaré un par de días más. Pensaré que puedo ser otra mujer. Fingiré. Me haré la loca.
*
Son casi las 22:30 y estoy en CU.
*
Pienso y envidio a Tere Hdez-Fresa, imagino su ventana frente al mar. El oleaje.
*
El Mar
*
El mar en la poesía de Francisco Hernández
El mar es también mi cama revuelta
El mar es la noche insomne
El mar es el secuestro más infame
El mar es abierto
*
Pienso y entonces ya no envidio a Tere Hdez-Fresa. Cada quien tiene su pedazo de luna, de tierra. Todo eso que somos.
*
El mar me causa vértigo.
El mar me ensordece.
El mar me nombra.
*
Todos cierran sus ventanas virtuales. Y apagan el cpu. Sólo falto yo.
Yo, ésta que soy y la Otra también
Tere Hernández-Fresa dice a través del msn:

Estoy muy emocionada (...) es un lugar increíble parece un sueño. Son las dos de la mañana y no puedo dormir: veo el mar a través de mi ventana abierta. Estoy hipnotizada por el ir y venir de las olas. Escucho la intensidad (...)
te quiero y te extraño
.

Susana intuye y completa la idea:
la intensidad de la vida. Es la marea. Es la luna. Es la Tierra. Es la Vida.
Es la Gran Circunstancia de tus días: La Magdalena, Santander, España.

Susana agrega y escribe:
Yo también la quiero, por supuesto que extraño el llanto, esa marea que solía golpear tu pecho cada treinta días. Entonces llorabas como niña con berrinche y yo te abrazaba. Te abrazaba. Es la vida, amiga. La vida.
Susana escribe un emilio:
Amigo, qué pex, dónde te has metido, mi nueva dirección http://www.amsterdam62bis.blogspot.com/ por si quieres leerme y leerte. Platícame. Quedaste de invitarme a comer. La verdad, me gusta ir a tu depto y que tú prepares la comida, poco usual en los caballeros. Me gusta mucho escucharte. Tus preguntas. Todo eso me gusta. Es un gran ejercicio para el cerebro y por supuesto, para la amistad, te quiero mucho.

Alejandro Santiago contesta:
Chula, perdona la ausencia, estaba en "arreglos" emocionales, ya sabe usted de los malviajes que producen. Seguro que es hora de vernos, así que organicemonos para esta semana, a ver qué diablos... Además, Susy, podrías decirme qué patín con eso de los cursos o seminarios de los que habló el Dr. Ordóñez aquel día de desayuno en El Oro, porfas, espero podamos conversar pronto... muchos besos querendones que te envío mi Susy.
arts poetica
si uno no se impone la escritura, ésta no llega. Sentarse, hacer un poco de nada adentro, construir el espacio de la quietud. Sentarse a ser. Eso es lo primero que se impone para entrar en la escritura, para salir en la escritura.
La poesía, entre otras cosas, se propone restablecer esa magia --esa otra causalidad, como la llamaba Borges-- que ve en la parte el todo, en el agua ve el fuego, y en la aparente quietud de un instante el torbellino de la eternidad.
Víctor Sosa

domingo, 17 de agosto de 2008

8 minutos
Cuando papá falleció, la tristeza comenzó a dibujarse en cada gesto familiar. Era una tristeza compartida. Fue también la primera ocasión que vi llorar a mi hermano. Su rostro seco se humedeció. Vi caer dos líneas verticales. Dos lágrimas. Apartir de entonces su cabello tomó un color grisáceo. A veces se rapta y luego aparece esa extraña aura blanca alrededor de su cabeza. Parece un monje vestido de atleta subiendo la montaña. Un hombre místico.
*
Papá también tenía un cuerpo atlético y a diferencia de mi hermano, nunca lo vi llorar.
*
Los primeros días el hombre místico nos llevó a caminar a la montaña. Alrededor de árboles de pino. Una presa. La Brockman. Nada nos confortaba. Evitábamos las miradas. Las propias, nos provocaban llanto. Las ajenas, compasión. Deseábamos estar lejos. Muy lejos.
*
El hombre místico decidió una mañana ir a Querétaro. Viajar. Yo estaba deprimida. Mamá también. Y las otras, mis hermanas. Sólo hacia falta despertar para volver a la cama. Nadie quería salir del dolor. Hacia Frío.
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El hombre místico y mis hermanas alrededor de mi madre. Una de ellas se pelea por sentarse a su derecha, a su izquierda; el sitio exacto no importa, quieren toda la atención de mamá. Y ella dice: "Susy, junto a mí". Y entonces como junto a ella en silencio mientras mis hermanos hablan, hablan y hablan. El hombre místico ordena el segundo platillo, mis hermanas lo secundan y mi madre los observa. Ella no pide nada. Sólo dice: "Susy, tu café ya se enfrió. Pide otro caliente". Y yo sólo miro a mi mamá.
*
Cuando papá falleció. El hombre místico y mis hermanas trataron de proteger a mamá del dolor. De un dolor nuevo. Y yo no sabía cómo alguien puede proteger a otro de algo así. Sentí miedo. Y busqué entonces el cobijo de mi madre. La busqué a ella para que me protegiera de eso. De todo eso.
*
De todo eso que deja la muerte.
*
Mamá hemos transitado juntas estos casi nueve meses. Te he visto ir hacia dentro de ti y salir fuerte. Amorosa.
*
Mamá y yo caminamos juntas. Siempre invariablemente me toma de la mano como cuando niña. Su mano y la mía son una. Ahora suelo ir cada domingo a misa con ella. Comulgamos. Oramos. Vivimos.
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Mamá me pide que le tome fotografías a las flores que ha plantado. Geranios. Rosas. Claveles. Girasoles. Fotografías de nuestra casa.
*
Mamá me besa, me abraza y me bendice cada que regreso a la ciudad.
*
El hombre místico corre por la montaña. Mis hermanas salen y entran de casa. Mis sobrinos juegan con sus perros. Y yo tengo fe: Padre, estás entre nosotros. Lo sé.

viernes, 15 de agosto de 2008

Bienvenida

Se me ocurre que vas a llegar distinta
no exactamente más linda
ni más fuerte
ni más dócil
ni más cauta
tan sólo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero

después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco

yo nostalgio
tú nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie

tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros

no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza
sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

Mario Benedetti
--sbc

martes, 12 de agosto de 2008

El tiempo no es una línea sino una dimensión, como las dimensiones del espacio. Si puedes doblar el espacio, también puedes doblar el tiempo.

No se mira hacia atrás en el tiempo, sino hacia abajo, a través de él, como en el agua. A veces sale esto a la superficie; a veces, aquello; a veces, nada. Nada se pierde.

pulmón de acero
ojo de gato
margaret atwood

quiero tener amistades, concretamente niñas. Quiero amigas. Sé que existen, pues he leído sobre ellas en libros, pero nunca he tenido ninguna amiga porque nunca hemos permanecido el tiempo suficiente en ninguna parte.

papel de plata
ojo de gato
margaret atwood

Vancouver es la capital nacional del suicidio. Avanza hacia el oeste hasta que se acaba. Llegas al borde. Y te caes.

Las bombachas del imperio
ojo de gato
margaret atwood

--sbc
Sabina
(versión corregida)
Quien se va, deja algo en el otro. Ella lo sabía. Mientras ambos esperaban impacientes a que el grupo llegara, una suave neblina cubría la entrada del portal. Había visitantes extranjeros subiendo a los vehículos. El recorrido iniciaría pronto por los alrededores de la zona montañosa. Paola bajó de un jeep negro. Se acercó. Sonrió. Él las presentó.
--Sabina.
--Paola. ¿Hace mucho que esperan? Perdón por el retraso.
No hubo respuesta. Él interrumpió entonces --Todavía no llegan. Esperaremos otro rato.
El frío de la mañana congelaba sus rostros. Sabina tenía la piel clara y un sutil rubor en las mejillas. Su miraba era penetrante. Observaba con detenimiento la entrada. Paola se sintió atraíada por su impaciencia. Los minutos transcurrienron lentos.
Alguien se detuvo a saludar a Paola. Sus cuerpos se envolvieron con la fuerza de un abrazo amoroso. Rieron a carcajadas. Cómplices de la farsa. Se despidieron con un beso en los labios.
--¿Todavía no llegan? Seguiremos congenlándonos aquí --interrogó Paola.
--Congelándonos --dijo Sabina de mala gana--. Pero sí tú traes ese abrigo. Y dirigió la vista hacia el joven que salía del portal.
--¿Cuánto más? Debemos aprovechar la mañana --dijo Paola.
El hombre que las acompañaba se sacudió el rocío de la boina y volvió a acomodarla en su cabeza. --Iré a hacer algunas llamadas --Y se alejó.
Paola tenía enfrente el rostro de Sabina. Lo miró extasiada por segundos. De inmediato, sacó un pañuelo de su abrigo. Sabina giró.
--¿Estás nerviosa? preguntó Paola. Y se cubrió la boca para estornudar.
--Ya es muy tarde.
--¿Tienes miedo?
--¿Miedo?
--Sí. Miedo.
--De cualquier manera pronto caerá una tormenta.
--Claro, la tormenta.
--Ellos vendrán.
--¿Vendrán?
La lluvia empezó a caer recio. Paola sonriente le indicó el camino. Se acercaron a la entrada del portal. Todos habían desaparecido. Sólo estaban las dos. --Es la tormenta. Todos le huyen.
--¿Tú también?
--No. ¿Y tú?
Sus miradas se imantaron. Entonces Sabina extendió sus brazos alrededor del cuerpo de Paola. Hubo un largo silencio. Sereno. Paola tomó las manos congeladas de Sabina. Las frotó con las suyas. Las besó. Y luego, las atrajo al interior de su abrigo. Un soplo furioso recorrió su piel. No supo más. Las aguas que fluyeron aquella mañana fueron registradas por el meteorológico como un vórtice, como ese flujo circular que gira en torno a un centro: Sabina.
--sbc

miércoles, 6 de agosto de 2008

Alejandro Santiago me escribe

Esa buena Susy, cómo andas; he pasado a visitarte en la UNAM, olvidando las vacaciones y claro que no te encontré, supongo andarás en esas tierras del estado de México, con lecturas interminables, con reflexiones en medio de la ruralidad mexicana, quizá recomponiendo tus orígenes, o simplemente contemplando esa ruralidad acomodarse tímidamente en los referentes de una chica citadina, así que visualizando tus andanzas veraniegas, te saludo, te envió un fuerte abrazo en lo que una cíclica universidad instala de nuevo su rutina... abrazos entonces
entonces... pienso, Alex, de verdad, tú si me conoces. ¿Quién se atrevería a pensar, a afirmar que la amistad entre un hombre y una mujer no es posible?
--sbc

viernes, 27 de junio de 2008

Nan
Una tal Nan me ha devuelto el ánimo morboso. La sigo desde todos los ángulos posibles. Mi vista es frontal. Mis ojos se clavan en su cuello. Son dos órbitas imantadas a un tallo suave. Una caricia instántanea cuando articula mi nombre. Entonces ella atrapa con sus labios mis ojos y los besa. Es Nan quien desvela mi sueño. La mirada oblicua cuando su cuerpo-fantasma desaparece en el aire. La fiebre me hunde en una pesadilla perversa: muerdo su piel, trituro sus cuerdas hasta dejar de oír un nombre. La sangre inunda mi garganta. Despierto. Dos caracoles atraviesan mi cuerpo. Lentos. Mis ojos extraviados la persiguen "Nan, Nan, Nan".

domingo, 6 de abril de 2008

Tan lejos, tan cerca

Asistimos a un bautizo. Y mientras retiran los platos semivacíos y sirven el postre, mi hermano reparte estampitas entre los familiares lejanos --primos, tíos, etcétera, etcétera--. La imagen: mi padre. El perfil de un hombre barbado. Recio. La mirada. Lejana. Inalcanzable. (Esa fotografía ya revelaba tu secreto: la oscuridad de tus ojos)

Foto en blanco y negro
sin fecha

Ay Papá, si vieras! si vieras en lo que tu imagen se ha convertido. La renovada presencia que te convierte ya en un santo. El santo familiar de nuestros rezos. ¡Válgame Dios!
Y a ti, Padre Santo, dame la paz necesaria para amar a mis hermanos. Y aceptar lo que irremediablemente no puedo cambiar. Amén.
--sbc

lunes, 18 de febrero de 2008

un constante aleteo de pájaros negros
una tinta que escurre del cielo
mi cabeza
un globo de pensamientos
(tóxicos)
a punto de reventar/se

un constante perderse en la negritud/
una mancha que ha invadido mi cerebro
:célula amorfa, troncal
una sola que reproduce este dolor

mi cabeza
un globo reventado

aire

una tinta que escurre del cielo
negro negro negro
a Abraham y Jen
estos días no terminan
surcan mi mente de ideas mortales
estos días no terminan
muerdo el borde de las uñas largas y sucias
muerdo el dedo índice (de mi mano izquierda como si fuera la derecha)
es mía y no la reconozco
"¡estos días no terminan!" grita mi garganta
contengo por segundos la respiración
aspiro aspiro aspiro

ya nada puede salir
estoy vacía
--sbc

jueves, 7 de febrero de 2008

Este largo después:
Soñé contigo, estabas a mi lado como siempre, no recuerdo bien si yo lloraba pero tú estabas ahí como sigues en mi corazón.
Lo anterior:
(...) solo el recuerdo de mi niña Susy que se sentaba a mi lado para verme llorar, no sé si me comprendía pero sí me entendía y eso era suficiente; no sé si me escuchaba o sólo me oía pero ahí estaba conmigo a mi lado, siendo mi cómplice en esos días como hoy en que no sé qué me pasa ni cómo me siento sólo sé que quiero llorar.
THV-B desde Madrid
--sbc

jueves, 31 de enero de 2008

durante muchos días estuve ausente. Ausente de todo. Vi pasar las últimas horas de mi padre que agonizaba. Vi sus ojos buscando respiro. Sí. Esa última mirada. Y sé. Lo supe siempre. Él amaba la vida. Estar vivo. Respirar. Toqué su mano izquierda. Sangraba. Borbotones. Fluían. La vida. Su vida quería salir. Irse. Nunca supe del dolor. Su dolor. Era un hombre colosal. Lo supe siempre. Infranqueable. Misterioso.
Mamá. Tu llanto ahogado. Tu espalda. Una piedra.
Mamá. Te vi desfallecer con él.
Mamá. Tu Esposo. El hombre colosal. Cerró los ojos.
Mamá. Tu rostro ausente es también el mío.
Y todos encendimos velas. Antes, corrí hacia ti padre. Besé tu frente. Y luego, no supe. No quise saber/Vi pasar todo. El llanto ajeno. Lloraban. El mundo era otro. Una contradicción. Familiares como hormigas iban y venían a tu alrededor. Alguien se detuvo frente a mi madre. Preguntó por tu cuerpo. Por el final de un cuerpo que ya no era tuyo, pero del que tú dispusiste. Cenizas.
El cielo celeste. Frío. Te recibió.
Una noche. La última. Noviembre.
Andrés Bautista Santos
Y desde entonces cuento los días al revés
transito el umbral de los años en que solías tomarme de tu mano. Íbamos juntos. El camino era mío. Nuestro. Cada escena de mi infancia te pertenece. Tu autoridad. Tu castigo. La indiferencia.
El silencio.
Este silencio que se renueva con tu ausencia.
Andrés Bautista Santos. El hombre colosal. Cerró los ojos.
Tengo tu mirada. La última.
Tu silencio.
--sbc
(muda,
ensangrentada, la cabeza
arrancada se atraganta ahora
al hablar otra lengua;

como en un
largo sueño reprimido,
ni tartamudeante y torcida
ordalía)

un niño
irlandés llora en la escuela
al repetir su inglés.
Después de cada desacierto

El preceptor
marca otro tajo
en la tabilla
colgada del cuello

como un cencerro
de vaca, menea
de chivo descarriado.
Farfullar y trastabillar

Avergonzado
las sílabas alteradas
de tu propio nombre;
vagar tristemente a casa

y encontrar
que la ahumada anchura del hogar de tus padres
se va tornando ajena:

en la cabaña
y el campo, todavía
hablaron la lengua antigua.
No puedes saludar a nadie.

Que te crezca
una segunda lengua
es humillación tan cruel
como nacer dos veces.

Decenas más tarde
el habla del nieto de ese niño
tropieza con las sílabas
perdidas de un viejo orden

Una lengua injertada
John Montagne
trad. Nair María Anaya Ferreria

--sbc
El ojo espiritual. Imagen y naturaleza en la Edad Media.
Fernando Delmar
UNAM, México, 1993.
Serie de ensayos que destaca el sentido estético y espirtual de la imagen y la naturaleza en la cultura a finales de la Edad Media.
Para la filosofía medieval, la imagen fue el único intermediario posible entre la realidad y su representación entre el mundo y el alma.
Cada época tiene su propia forma de ver y lo que ve --en gran medida-- lo que imagina que ve; por ello, la imagen medieval del ojo describe una aspiración moral que se reproduce en otras imágenes, sin perder su unidad. Cada una de ellas se amplia en otra, refleja un concepto original y construye un sistema de representación al que todas las imágenes se subordinan.
Alma e imagen, más que mera correspondencia, constituyen una realidad única e indivisible en donde la naturaleza es un sistema cerrado al que la imagen se va adoptar, a partir del equilibrio y la correspondencia entre el mundo y el espíritu.
La naturaleza, depositaria del orden y de la belleza de la creación, contiene todo lo que el alma puede llegar a ser. Si la imagen es el alma, la naturaleza es la única imagen posible: tanto así, que para la Edad Media, la imagen era el continente y la naturaleza el contenido del alma.
A finales de la Edad Media el arte y la literatura reconocieron que el mundo sensible reflejaba realidades abstractas.
La imagen de la invisibilidad, la ceguera y del sueño son los extremos de este universo imaginario.
El arte medieval es el resultado de un proceso que en el siglo XIV consiguió reflejar el mundo natural y espiritual mediante una nueva relación entre imagen y realidad.
--sbc
"La luz se origina en el cuerpo que se observa".
San Agustín
--sbc

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