lunes, 19 de enero de 2009

Según los antiguos estoicos, el universo está compuesto de dos principios: el pasivo, que es la materia, sustancia sin cualidad, y el principio activo, la razón, que está en la materia y actúa en ella. El activo, que es eterno y crea cada cosa a través de la materia, es dios mismo. Es un soplo (espíritu) de la especie del fuego y de la actividad creadora (arte). Es un fuego inteligente, creador, artífice; es una fuerza vital que se difunde tpor todo el universo.
Cicerón, exponiendo el pensamiento estoico, dice que el destino, el hado es el orden y la serie de causas, ya que una causa, encadena a otra, produce de sí misma una cosa; es el hado la verdad sempiterna que fluye desde toda la eternidad; por ello, ningún hecho ha sucedido que no debiera ocurrir, y ninguno habrá de ocurrir cuyas causas, que realizan esto mismo, no estén contenidas en la naturaleza.
Los estoicos antiguos concebían el universo como un todo orgánico, armónico, e donde todo contribuye al bien del todo. El mundo es regido por la voluntad de dios y es como la urbe y la nación común de los hombre y de los dioses, y cada uno de los hombres es parte de ese mundo.
¿Por qué entonces existe el mal? ¿Por qué si dios hizo todas las cosas para el bien de los hombres, hizo tan grande cantidad de serpientes y víboras venenosas y esparció tantas cosas mortíferas y perniciosas en la tierra y el mar? ¿Por qué hay tan gran cantidad de tribulaciones y de males?
De acuerdo a Cicerón, todos los hombres se dan cuenta desde que adquieren madurez de entendimiento, de que el sumo bien es vivir en armonía con la naturaleza, lo cual significa vivir según la razón en su forma perfecta que es la virtud.
Del hado
Cicerón
(Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Romanorvm Mexicana)

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