lunes, 23 de marzo de 2009

Mascar chicle e inflar globos son las recomendaciones de la otorrina. Mi madre me trata como una niña, me ha enviado chicles y globos de diferentes sabores y colores. Dice que todo mejorará si yo hago los ejercicios.

La otorrina me da las instrucciones antes de entrar a la cabina: colóquese los audífonos y repita los sonidos que escuche. Ella emite los sonidos desde un control, yo apenas los percibo. Me observa insistente a través del cristal, luego entonces empiezo a describirlos a detalle. Ella mueve la cabeza de un lado a otro. Y ahora me pide que repita una serie de letras y se cubre la boca con una hoja.

Le describo este examen audiológico a Sarah. Le temes al ridículo concluye. Y yo absurdamente me defiendo: cómo voy a emitir un sonido que apenas escucho, no era mejor describirlo; hay otros muchos sonidos que difícilmente uno puede emitir con el uso de la boca. Están los sonidos que salen del cuerpo. Y entonces reímos juntas.

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