domingo, 3 de enero de 2010

Si existe un ejemplo luminoso de simbiosis entre derecho y literatura, ese es el de Montesquieu, cuyo Del espíritu de las leyes (1748), con su división de teoría de poderes, se encuentra en la base de toda democracia liberal y cuyas Cartas persas (1721) concilian el máximo de relativismo ético, de diálogo partidario con las otras culturas y con las diversidades, con un quantum de irrenuciable universalismo ético, con la fe inconclusa en pocos valores no negociables, fundamento de toda humanidad y de toda sociedad civil. Una posición observa Todorov, hoy más que nunca válida y necesaria ante la globalización, que acrecienta la necesidad de la confrontación abierta con otros sistemas de valores (éticos y jurídicos) y la necesidad de establecer fronteras ya no discutibles (por ejemplo, la igualdad de los derechos independientemente de la identidad étnica o sexual).

Claudio Magris
Literatura y derecho ante la ley
Sexto piso

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