lunes, 4 de enero de 2010

Tobías se sintió perdido: había sido llamado a ver cosas, a oír voces, a encontrar donde otros apenas estaban buscando.
Aquel día, sentado en el banco, decidió esperar. Y así, esperando, se quedó dormido. Y tuvo un sueño: soñó que alguien venía y le asestaba un golpe. Era La Suerte.
Y despertó de malas, sin entender el sentido de tanta violencia.

El paraíso que fuimos (2002)
Rosa Beltrán

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